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Daña un parking privado intentando impresionar a su chica

¿Cómo impresionar a una chica en moto? Así no...
Fotos: SMN
¿Cuántas veces hemos oído eso de hay un momento y un lugar para cada cosa? Pues bien, si no te lo tomas en serio puede pasarte como al protagonista de esta historia, que ha sido identificado por la Policia Nacional por dañar un parking privado.

Uno puede acabar siendo buscado o identificado por la Policía por diferentes razones. Algunas serán por cosas difíciles de justificar, pero también el ser un poco gañán puede terminar haciendo que acabes en el banquillo de acusados o, al menos, con una foto en comisaría. Esto es lo que ha pasado al protagonista del corto vídeo que traemos y que refleja de manera clara y concisa cómo sin querer hacer el mal uno puede acabar metido en líos. 

Como decíamos en la introducción, hay un momento y un lugar para cada cosa y en esta ocasión quizás era el momento (o no) pero sin duda no era el lugar para llevarlo a cabo. Nos trasladamos hasta un parking comunitario, da la sensación que es de esos en los que se comparte unas calles comunes y luego cada casa tiene cerrado su propio espacio. El caso es que las cámaras de seguridad graban a un par de personas, un chico que está encima de una moto de campo y una chica que lo observa desde uno de los garajes abiertos.

Es por eso que decimos que quizás fuera el momento y el protagonista buscaba impresionar a su acompañante. Al fin y al cabo ¿quién siendo joven no ha intentado causar sensación? Pero, sin lugar a duda no escoge, ni de lejos, el mejor lugar para hacer gala de sus cuestionables dotes como piloto. El suelo es de cemento pulido, ya sabes ese que desliza cosa mala y en el que yendo despacio seguro que te has dado más de un susto especialmente si está mojado.

Además, el espacio es pequeño, diseñado para poder entrar y apacar en casa, pero no para circular rápido y, muchísimo menos, para intentar acrobacias. Con todos estos ingredientes el cóctel ya tenemos claro para dónde se va encaminando, pero el remate final llega cuando nuestro protagonista intenta hacer un caballito. Apenas logra levantar la moto un palmo del suelo, pero ya ha cogido demasiada velocidad. La curva (un codo), se aproxima y ya no hay nada que se pueda hacer, el golpe es inminente y violento contra la puerta de uno de los vecinos.

No sabemos cómo acabó físicamente el asunto, pero el golpe contra la puerta da miedo. Afortunadamente parece que la puerta absorbe algo del impacto y, por lo menos, esta vez el protagonista de nuestra hazaña lleva casco puesto. Quizás eso fuera lo que permitiera que todo acabase como una experiencia que jamás iba a olvidar y una identificación por parte de la Policía Nacional en lugar de tener que lamentar cosas más serias. Lo que es seguro es que ya sabe que si quiere hacer caballitos ese no es el lugar en el que hacerlos.

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