No es la primera vez que te hablamos de una impresora 3D, o de piezas que han salido de una. Sin ir más lejos, hace poco veíamos la manera en que habían empleado una para fabricar el kit que se necesitaba para convertir una moto normal en turbo. Pero en esta ocasión hablamos de palabras mayores, tan mayores que el aparato cuesta ni más ni menos que 6 millones de euros.
Eso es lo que se estima que Bosch ha gastado en su nueva impresora 3D para metal que podría revolucionar por completo la industria de la moto. Ya sabíamos que algunos equipos utilizaban modelado 3D para fabricar pequeñas piezas, e incluso las grandes marcas lo hacen para sus prototipos si hablamos de plástico, por lo que la gran diferencia es que ahora puede imprimir, a partir de metal en polvo, piezas espectaculares.

Una de esas aportaciones que podría hacer una impresora 3D como esta, sería a la hora de fabricar nuevas piezas de una manera más rápida, económica y eficaz. Y es que de un plano se pasaría a la pieza lista en cuestión de poco tiempo y sin necesidad de matrices, soldaduras y otros procesos que son habituales.
El uso de una impresora 3D para fabricar piezas puede cambiar por completo el proceso al crear una moto
Por ahora Bosch tiene esta impresionante máquina en su planta de Nuremberg y su gerente comercial, Alexander Weischel, se muestra convencido de las ventajas que va a dar a la empresa:
“Al hacer la fabricación de piezas metálicas más rápida y productiva, esta nueva instalación aumentará nuestra competitividad. El uso de la impresora 3D para fabricar componentes no solo aumenta la sostenibilidad en la producción, sino que también permite a Bosch responder de forma flexible a las fluctuaciones en los tamaños de los lotes y ofrecer todo desde una sola fuente.”

No cabe duda de que es un gran paso que, si bien no es el más eficiente por el momento a la hora de fabricar miles de piezas iguales, es una ventaja significativa para aquellas piezas con menos demanda, ya que puede ahorrar, además de tiempo, mucho dinero.