Tirar de un veterano piloto retirado para sustituir a un piloto de primer nivel no tenía ningún sentido. Troy Bayliss ha hecho un esfuerzo extraordinario y hay que quitarse el sombrero ante él, porque no creo que haya muchos ex-deportistas de élite en condiciones de afrontar un regreso a la máxima competición, con 46 años y tras siete temporadas fuera de la actividad, y responder tan brillantemente como lo ha hecho el australiano. Pero todo tenía un limíte.
Lo sorprendente es que haya tenido que ser el propio Bayliss el que devolviera a todo el mundo a la realidad, imponiendo sentido común, porque tanto Ducati Corse, como los aficionados y muchos medios de comunicación, veían con entusiasmo este regreso de Bayliss, de quien todos parecían esperar, con total convencimiento, que volviera a pelear por el podio. Pero era un sinsentido. Pongamos un ejemplo evidente: ¿qué pensaríais si se lesionara Cristiano Ronaldo, y Florentino Pérez, como tiene a Emilio Butragueño en nómina, le dijera, hala vístete de corto que mañana juegas? Seguro que el “el buitre” todavía es capaz deslumbrarnos con alguna filigrana, pero su tiempo ya pasó. ¿Verdad? Pues el tema de Bayliss, salvando las distancias, es el mismo.
Pero imaginad por un momento qué hubiera sucedido si Bayliss hubiera sido capaz de subir al podio, por ejemplo. El más perjudicado habría sido, sin lugar a dudas, el campeonato. ¿Qué podríamos decir de una competición en la que un piloto vuelve a las posiciones de privilegio tras siete años de retiro? Diríamos, simplemente, que el campeonato no tiene suficiente nivel. Por eso he celebrado, respetuosamente, que el desenlace haya sido este. Cuando el domingo veía a Bayliss peleando con una jauría de pilotos por la sexta plaza, me preguntaba si sería capaz de acabara ahí. Al final el físico le pasó factura y se desfondó.
Además, pudimos ver a un Bayliss que pilota con un estilo diferente, peleándose sistemáticamente con la Panigale, mientras que los demás tienen un estilo mucho más fluído. Y eso también le pasó factura. Lo mejor para calibrar ese esfuerzo es ver su rendimiento con el crono. Sus primeras vueltas fueron muy intesas pero en la segunda parte de la carrera se vino abajo. Entre su segunda vuelta de carrera y la última, que fueron su mejor y su peor vuelta, hubo 1“8 de diferencia; Nico Terol, que terminó 12º tres segundos por detrás de él, solo fue cuatro décimas más lento en su última vuelta con respecto a la segunda, y entre su mejor y su peor vuelta solo hubo 1“2 de diferencia.
Viendo la reacción de Ducati, me parece que no les sorprendió en modo alguno la decisión de Bayliss, que en cualquier caso no me parece que haya sido una sorpresa de última hora. Quizás a alguien se le encendió la lucecita y pensó que eso no era forma de solucionar nada. Ernesto Marinelli, responsable del proyecto SBK Ducatil despidió con honores a Bayliss: “Tenerlo de nuevo sobre una moto en estas dos carreras ha sido genial. El tiempo pasa, pero hay cosas que nunca parecen cambiar. Troy siempre es Troy”, dijo Marinelli.
No es fácil tomar una decisión tan comprometida como es la sustitución de un piloto. Pero en este caso las opciones son más que evidentes. O se promociona a alguien de la casa (Forés, Pirro), o se hace una apuesta por un joven de Superstock, o se busca el encaje de un piloto de otro escudería, algo de lo más habitual en MotoGP que aquí en SBK no parece tan sencillo. Pero la opción más lógica es la primera. Lo cierto es que en Motorland Aragón y en Assen tendremos a un tercer piloto sobre la moto de Davide Giugliano. ¿Quién será? Se hacen apuestas.
