Publicidad
[the_ad_placement id="adsense-mega-2-mobile"]

Ambición extrema

Fotos: Equipos
Las dos últimas carreras del Mundial de MotoGP han servido para que dejemos de tratar como una deidad a Marc Márquez. Casi infalible en los dos primeros tercios del campeonato, las citas de Misano y MotorLand han demostrado que es un ser humano como cualquier otro, y que se equivoca, como tú y como yo.

Los errores cometidos por su excesiva ambición tienen dos lecturas. Una buena: que da gusto verle con esas ganas y ese inconformismo, saliendo siempre a ganar, sean cuales fueren las circunstancias. Es un ganador absoluto, y eso siempre es positivo. Una mala: el riesgo innecesario que ha asumido en determinados momentos. La caída de Misano es comprensible; la de MotorLand, totalmente absurda e innecesaria.

Y nos vamos a parar precisamente en MotorLand. Como digo, fue un desenlace tan absurdo como innecesario. En su “box” le recibieron con sonrisas y aplausos: sigo sin comprenderlo. Evidentemente, hay que apoyarle, pero el recibimiento fue similar al que se da a alguien por lograr un buen resultado. Y las cosas podrían haber sido peor, mucho peor, terriblemente peor. Marc tiene la suerte de que es como un gato que siempre cae de pie, pero puede llegar un día que su ángel de la guarda pida la baja por tanto estrés acumulado… Marc siempre está en el filo de la navaja, corriendo al límite. Es cierto que esto marca la diferencia, pero el juego se vuelve peligroso cuando se cruza el umbral de la razón, y Márquez lo superó con creces en MotorLand.

Lo sucedido en Alcañiz da pie a muchas reflexiones. Falta dirección deportiva en el muro. No sólo en el de HRC, en general en todos. No hay estrategia. En una situación así todo se fía al criterio del piloto, pero el piloto solo ve lo que ve delante de sus narices, y hace lo que le dicta su instinto. No sabe si hay caídas aquí o allá; no sabe qué tiempos hacen sus rivales, ni si hay un sector donde se puede ir más o menos rápido. Pero en el muro se tiene toda la información. Nadie informó a Márquez de la caída de Pedrosa, por ejemplo. Lorenzo reconoce que decidió entrar a cambiar de moto en la última curva; es decir, que si opta por dar una vuelta más, aún sin caer, no habría ganado la carrera, porque Aleix Espargaró y Cal Crutchlow ya estaban con gomas de agua. No se puede dejar todo en manos del piloto en una situación como esta.

Otro ejemplo: la entrada de Aleix Espargaró a cambiar de moto. Fue el primero que tuvo la iniciativa porque se dio cuenta de que las condiciones de la pista empeoraban y así podía optar a dar un salto adelante. Pero sorprendió a su equipo, que no contaba con su llegada. El piloto debe llevar siempre la iniciativa, pero con unas directrices establecidas.

La ambición extrema de Márquez le ha llevado a creer que podría ganar en mojado con neumáticos de seco. Y la ambición de Dani Pedrosa por querer demostrar que es tan valiente como Marc le ha llevado a cometer un grave error, cegado por no ser menos que su compañero, él que habitualmente siempre ha sido un buen gestor en situaciones comprometidas como la del domingo. ¿Habrá lamentado no tener a Puig en el muro en esos momentos?

Algunos pilotos se han quejado del sistema “flag to flag” porque dicen que es arriesgado. En Dorna se ratifican en que su funcionamiento es adecuado. Y creo que es cierto, es una buena solución a una situación incierta como la del domingo. Lógicamente, si se pretende ir más allá de lo razonable pasan estas cosas. Es todo cuestión de sentido común. ¿A que a nadie se le ocurriría montar gomas de mojado para una sesión de seco? ¿Entonces tiene sentido correr con “slicks” cuando la pista está mojada? Claro que no. Y si no quieren “flag to flag”, tengo una solución más fácil: que se aplique el mismo reglamento que en Moto2 y Moto3, y que solo dispongan de una moto, como ellos. ¿Estarían de acuerdo? Seguramente no, ¿verdad?

Lo último

Lo más leído