¿Por qué siempre que sufrimos un pinchazo, este se encuentra localizado en la rueda trasera? ¿Es debido a que se trata de la rueda más difícil de cambiar? Puede. ¿La razón es que de las dos, es la rueda con un coste más elevado? Sí, es más que probable. Sin embargo y como decía Sir Arthur Conan Doyle, “una vez descartado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad.”
Hoy en día la probabilidad de sufrir un pinchazo en carreteras relativamente transitadas es muy bajo. Pero puede ocurrir y, por ello, en su momento os dimos una serie de consejos para poder realizar reparaciones de emergencia como mediante un kit antipinchazos en spray. Si nos encontramos en esta tesitura buscando culpables más allá del que dejó el tornillo en la carretera, lo cierto es que debemos enfadarnos con el neumático delantero pues ha sido él el que ha propiciado que pinchemos detrás.
Esto es debido simplemente a una razón física. Si probamos a hacer el experimento en casa, veremos que si hacemos girar en plano un tornillo o similar, este tiende a levantarse para girar sobre la cabeza de forma vertical. Cuanta más rotación le demos, más tenderá a cambiar el plano de giro de horizontal a vertical.
Es por ello que cuando vamos rodando por carretera y pasamos con la rueda delantera sobre un tornillo, este comenzará a girar y rebotar sobre la carretera haciendo que sea mucho más probable que la punta del tornillo se incruste en el neumático trasero. En el delantero es casi imposible al encontrarse apoyado y en reposo. Únicamente si el vehículo que llevamos delante lo pisa, podría hacer que el pinchazo fuese en la rueda delantera por los mismos motivos.
Así que ya sabéis, la próxima vez que sufráis un pinchazo, decid al neumático delantero que le pida disculpas, porque no es bueno que entre bomberos se pisen la manguera, ¿verdad?