Nosotros somos firmes defensores del uso del mayor número de elementos de seguridad posible cuando montamos en moto. Como usuarios, somos conscientes del riesgo al que nos exponemos cuando subimos a la moto y por eso confiamos siempre nuestra seguridad a los mejores productos que tenemos a nuestro alcance. Afortunadamente, en SoyMotero.net contamos con proveedores de primer nivel y no tenemos que preocuparnos de situaciones como la que han destapado los compañeros de BikeSocial en Reino Unido.
En 2022 comenzaron una investigación que les llevó a desenmascarar una estafa sobre la homologación del producto, y que estaba poniendo a miles de usuarios en peligro. Es lo que hemos llamado como el “caso Carneval” en el que, al parecer, no solo los usuarios fueron estafados sino que también lo fue la propia marca. Pero antes de entrar en detalles sobre el caso, vamos a recordar cómo funciona el tema de las homologaciones para las protecciones de moto en la España.
Al estar dentro de la Unión Europea, nos regimos por esos criterios y para eso existe la homologación CE que otorga un punto de seguridad a cada producto después de pasar unas pruebas específicas que varían en función del producto. No es la misma prueba para un casco, por ejemplo, que para unos guantes.
Estas homologaciones las llevan a cabo empresas privadas, que son las que someten a las diferentes pruebas al material y también les otorga el grado de protección que ofrecen o las rechazan si no lo hace. Todo el material protectivo de usuario de moto debe pasarlas para poder comercializarse como tal en la Unión Europea. De lo contrario, no hay matiz posible, es ilegal venderlo como equipamiento de moto.

¿Qué niveles de protección hay?
En el caso de las protecciones que absorben impactos (rodilleras, coderas, espalderas…) están divididas en dos grupos que son CE1 o CE2 para protectores de codo, hombro, cadera, rodilla y también para las protecciones dorsales. Es el CE2 el mejor resultado posible y CE1 el menos protectivo, aun ofreciendo ya un nivel de protección que permite a la prenda como si se tratase de un EPI (Equipo de Protección Individual). Pero esto es solo para las protecciones, luego está el resto de la prenda y esta se somete a diferentes pruebas obligatorias para pasar su homologación que incluyen, desde la determinación de la resistencia a las abrasiones por impacto, la resistencia de las costuras, la resistencia al desgarro, la estabilidad dimensional y la inocuidad. Precisamente sobre el conjunto completo hay una nueva normativa que puedes repasar en un artículo que hicimos hace unos meses.
Con todos estos aspectos superados, un producto puede llegar al mercado con la total confianza de que ofrecerá las mejores condiciones para el usuario. Y es aquí donde retomamos el “caso Carnaval”. Este fabricante ofrecía unos guantes que, en teoría, habían pasado las homologaciones. En BikeSocial empezaron a no cuadrarles las cosas y una de ellas era que aunque los guantes se vendían como cuero, en realidad y tal como reconocieron a través de Facebook se trataba de cuero PU, que es cuero de poliuretano. Es decir que no es cuero, es plástico.
Este material sintético, obviamente, no es cuero natural y tampoco protege como lo hace este. Aun así, en BikeSocial otorgaron el beneficio de la duda ante la situación y pasaron al siguiente nivel: comprobar la certificación CE. Fue ahí cuando saltaron todas las alarmas porque pronto se dieron cuenta que el certificado CE que esgrimían, tenía cosas que no cuadraban. Su duración era de un año, la empresa expendedora no era un organismo oficial certificado y además, al ser una organización en Reino Unido, tampoco podía hacerlo una vez llevado a cabo el Brexit. Examinando un poco más el documento se podía apreciar un “’La marca CE que se muestra arriba es solo para referencia y no indica acreditación”, leer para creer.
Tras ello llegó el momento de contactar con Carneval, algo que no fue fácil ya que posteriormente cuando consiguieron hacerlo, alegaron que la empresa externa que llevaba la comunicación de la firma no se lo había notificado. Y fue cuando los responsables de Carneval hablaron con los periodistas británicos, cuando terminó de destaparse el pastel. Según ellos, habían sido víctimas de una estafa y es que el documento les había costado más de lo que suele costar, siendo válido solamente para un año en lugar de los cinco que hablábamos antes. Así, retiraron su equipamiento del mercado europeo, británico y neozelandés, y pidieron disculpas a la comunidad motera. Eso sí, en Estados Unidos siguen vendiéndolo porque el país norteamericano tiene unas leyes tan laxas al respeto que, literalmente, cualquier cosa vale.
¿Y cómo son realmente de resistentes los guantes?
Pues nada resistentes. Se les sometió a una prueba de homologación y hay que decir que no pudieron someterlos a la resistencia de la costura, y el material de los dedos se partía al tirar de ellos. Además, como el material era de cuero sintético, la abrasión que ofrecían no era la requerida. Es más, la resistencia a la abrasión era un 50% más baja del mínimo exigido para obtener la certificación mínima. En esta prueba aguantaron solamente dos segundos cuando el mínimo está situado entre 3 y 5,9 segundos.
Donde sí se mostraron eficaces fue a la hora de proteger los nudillos contra los impactos, logrando situarse en la mejor calificación, por lo que en ese sentido al menos sí funcionaban correctamente.
Con un mercado en el que disponemos de tantas opciones siempre hay que mirar con detalle todas las ofertas disponibles, porque si malo es optar por no ir protegido, peor es pensar que uno va protegido cuando no lo va. Sin duda un gran trabajo de investigación de nuestros colegas británicos que todos los usuarios de moto deberíamos agradecer.