Normalmente cuando se lleva a cabo un cambio este suele ser a mejor o, al menos, se hace con la intención de que sea así y signifique un paso adelante. Este es el caso del FIM CEV, que tras su éxito en cuanto a formación de pilotos, en 2014 pasó de ser Campeonato de España a Copa FIM y desde 2015 Mundial Junior para la categoría de Moto3 y Campeonato de Europa para Moto2 y Superbike.
En las categorías de Moto3 y Moto2 no se han percibido grandes cambios en cuanto a participación se refiere, incluso se podría decir que se ha internacionalizado aún más. Pero las cosas en la categoría de Superbike no están saliendo como estaba previsto. En 2013, último año del CEV como Campeonato de España, la parrilla estaba diezmada por los efectos de la crisis, pero aún así 30 pilotos intentaron clasificarse para la carrera inaugural de Montmeló. Un año más tarde, en 2014, con el amparo de la FIM y neumáticos libres, la primera carrera fue aún más exitosa y 35 pilotos se clasificaron para la primera carrera.
El cambio drástico llegó la pasada temporada, con el cambio obligatorio a neumáticos Michelin, que pasaba de ser el dominador absoluto de los últimos años por resultados con la competencia de Dunlop a suministrador único de la categoría. En la cita de Portimao, que abrió el certamen, únicamente pudimos encontrar a 22 pilotos, una cifra que por las circunstancias vividas en 2015 terminó en 20 pilotos en Valencia, última prueba del año.
Por desgracia, las cosas no pintan mucho mejor de cara a este año. Muchos de los pilotos que estuvieron en la foto de familia de 2015 no estarán en 2016 y tampoco varios equipos punteros del campeonato, que se marchan al Campeonato de España siguiendo la senda de otros que lo hicieron ya la pasada temporada. Se prevén algunas incorporaciones en cuanto a pilotos se refiere, pero si la situación no cambia sustancialmente, pilotos que acabaron el año entre los cuatro mejores estarán sin moto en la primera cita del año.
Esta situación todavía se complica más si se piensa que el Campeonato de España, que desde el punto de vista participación está siendo un éxito, con parrillas completas y pilotos que se quedan fuera, no permite participar a los siete primeros clasificados del FIM CEV, lo que implica que ante la imposibilidad de subir a campeonatos de mayor rango y tampoco acceder al nacional, a pesar de tener ofertas incluso económicas, haya pilotos que se vean forzados a unas vacaciones de un año. Lo curioso es que esta situación ha llevado a pilotos que ya no estaban en activo a volver a las carreras con un sueldo, algo que en el FIM CEV y con los últimos cambios se antoja complicado. De hecho, la situación es tan complicada que pilotos de primer nivel, dispuestos a no cobrar, no han podido encontrar un manillar de cara a 2016.
Si se buscan los motivos que han llevado a esta situación, en la que en el mejor de los casos en 2016 habrá en el FIM CEV solo tres o cuatro pilotos de los que terminaron entre los 15 primeros clasificados en 2014, hay varios factores, aunque destacamos los más importantes:
El fin de la lucha entre fabricantes de neumáticos. Hasta 2015 Dunlop y Michelin aportaban parte del presupuesto a los equipos para poder mantener su lucha, apoyando a pilotos oficiales y ayudando en ocasiones a privados. Ahora ya no solamente han desaparecido esos apoyos económicos, si no que todos y cada uno de los participantes han de pagar sus neumáticos. Bien es cierto que acabando el fin de semana en el podio el premio da para cubrir esos gastos, pero a partir de ese puesto la situación se complica.
Ser un Campeonato de Europa que se corre básicamente en España. Esta situación, forzada a su vez por la lenta recuperación de la economía ha hecho que el FIM CEV sea un campeonato con una organización de primer nivel, unos circuitos espectaculares y seguros con rango de Campeonato de Europa, pero que no sale de la Península Ibérica, salvo la cita de Moto3 en Le Mans. Esta situación, comprensible por el momento, está siendo un quebradero de cabeza para algunos, que no logran el patrocinio o apoyo de marcas al ser un certamen europeo y por ello depender esta ayuda de la sede europea a la que no le interesa un campeonato que únicamente se corre en España y con una carrera en Portugal, más aún cuando existe la Copa FIM de Superstock 1000 que comparte pista con las pruebas europeas del WSBK.
La llegada del RFME CEV. El trabajo realizado en la sombra por la RFME les ha llevado a crear un campeonato interesante y asequible a nivel técnico, a la par que permite la lucha entre los fabricantes de neumáticos que a su vez apoyan a los equipos como sucedía antaño en el FIM CEV. Por si esto fuera poco, en el RFME Campeonato de España se va muy rápido, porque los pilotos que encabezan las tablas son algunos de aquellos que en 2013 y 2014 luchaban por entrar en el “top 5” de un campeonato que a una vuelta era más rápido que las SBK del Mundial con un reglamento más restrictivo.
Con esta situación sobre la mesa, al FIM CEV no le queda más remedio que reinventarse si quiere que Superbike vuelva a ser lo atractiva que era cuando decidieron crear Fórmula Extreme hace más de 10 años y que las marcas vuelvan a implicarse. Son muchos los rumores que apuntan a cambios importantes en el campeonato y en la categoría de cara a 2017, lo que supondría un revulsivo para una fórmula que agoniza.
