El Gran Premio de Aragón tiene, entre otros atractivos, realizar el viaje por carretera nacional (si es en moto, mejor), disfrutando de su trazado variado y su paisaje. Y además, el entorno de Alcañiz y la comarca del Bajo Aragón es extraordinario, con un contraste entre piasajes sorprendente. Aprovechando la ocasión, la excusa del Gran Premio nos brindó una excelente oportunidad de conocer un poco mejor la comarca, por iniciativa de la Consejería de Turismo del Bajo Aragón, que nos permitió descubrir sus Rutas Moteras.
Esto de las Rutas Moteras es algo singular, porque no se trata de marcar un trazado en un mapa, ni de unos puntos de referencia sin más. La Diputación de Teruel ha permitido a la comarca señalizar el recorrido con carteles identificativos para que la ruta sea fácil de seguir y de localizar. Es algo único en España, ya que no existe ningún tipo de señalización de estas características, con lo que la marcha siempre es sencilla y muy llevadera.
Aprovechando su presencia en Alcañiz, tuvimos la oportunidad de disfrutar de la compañía de Alex Rins. A pesar de ser barcelonés de nacimiento, Rins está profundamente arraigado en la comarca dado que su familia es de Valdealgorfa, localidad muy próxima a Alcañiz, y dada su vinculación con el Bajo Aragón, Alex es el embajador de las Rutas Moteras.
Tres son las rutas que se pueden realizar. Son muy variadas y combinan todo tipo de trazados, desde algún tramo de carretera nacional (las menos), a la variada red de carreteras locales. Hay firmes para todos los gustos, unos más cómodos y llevaderos que otros, y a veces la grandiosidad de los paisajes es inversamente proporcional al estado de la carretera, aunque cuando de lo que se trata es de disfrutar con el entorno eso poco importa.
Lo interesante es que las rutas permiten combinar turismo, historia y naturaleza, porque en el Bajo Aragón todo está unido. La Ruta de las Bóvedas del Frío es un recorrido que tiene 127 kilómetros y atraviesa una serie de lugares con construcciones de los siglos XVI y XVII rehabilitadas, que servían para mantener la nieve durante todo el año. Es sorprendente. Parte de Alcañiz y finaliza en Calanda, y se pueden visitar más de media docena de neveras y alguna otra edificación singular.
La segunda ruta es la Ruta Tierra y Arte, que abarca un recorrido por prácticamente toda la comarca dado el amplísimo legado artístico que atesora el Bajo Aragón. Cada esquina, cada rincón de cada pueblo está cargado de interés, y hay atractivos más que destacables como sus fiestas y tradiciones que lo hacen aún más interesante.
La tercera es la Ruta de los Oásis. Es un poco más corta (84 kilómetros) pero igualmente interesante, y conecta tres de los principales embalses de la zona: La Estanca, en Alcañiz; el embalse de Calanda; y el embalse de Gallipuén, entre Alcorisa y Berge. El caudaloso Ebro no toca el Bajo Aragón, pero el serpenteante Guadalope y su afluente Guadalopillo dan forma a muchos de los paisajes del recorrido y aportan sus aguas a estos pantanos. Es una extraña sensación recorrer algunos páramos y barrancos y, de repente, toparse con uno de estos formidables embalses. El extremo verano del clima mediterráneo que disfruta el Bajo Aragón se hace más llevadero con tanta agua, que aflora aquí y allá, tallando la piedra caliza de la comarca.
Estas rutas permiten que el Bajo Aragón sea una estación de parada para los aficionados a viajar en moto. Porque además del viaje hay otros atractivos: su historia, su gastronomía. No nos fuimos sin probar el jamón de Teruel, faltaría más, ni el melocotón de Calanda, en plena época de recolección. Y si resulta que te lo pierdes porque viajas fuera de temporada, ya tienes excusa para regresar en otra ocasión. Y si necesitas saber más, visita Bajo Aragón. Como dice su eslogan, “Deja huella”.
