Ya han pasado cuatro años desde la irrupción de la nueva generación de monturas neoclásicas de la firma británica, moto fieles a su pasado pero con toda la tecnología necesaria para liderar su segmento con más argumentos que nunca. Desde aquellos 4 primeros modelos se ha evolucionado mucho “por dentro”, hasta crear un catálogo actual que ya asciende a 14 opciones diferentes, especializadas en tendencia cafe racer, scrambler, urbana, custom o roadster.
De toda la gama Triumph la Speed Twin es la que más se acerca a una naked convencional, no sólo por sus detalles estéticos (guardabarros cortos, manillar o frenos) sino también por comportamiento (potencia, geometrías, llantas de 17″). Ya disfrutamos de ella en su presentación internacional por tierras mallorquinas pero el frío, junto a un asfalto «baba-mojado» que resbalaba más de lo deseable, hizo que tuviésemos una cuenta pendiente con ella: faltaba probarla a conciencia en seco.
Su corazón bombea a ritmo de motor bicilíndrico en paralelo “gordo”, es decir, un 1.200 cc de 8 válvulas y refrigeración líquida con 97 CV a 6.750 rpm y 112 Nm a 4.950 rpm. En nuestra prueba se mostró poco gastón, reflejando una autonomía media de 4.4 l. combinando en modos Rain/Road, lo que le otorga una autonomía de hasta 260 km (depósito de gasolina de 14,5 l.).
Bastidor específico doble cuna de acero con geometrías menos radicales (1.5 cm más entre ejes y 1.5 mm más de avance), basculante de aluminio Thruxton R, suspensión Kayaba (horquilla telescópica 41 mm no regulable y doble amortiguador reg. precarga) de T120/Thruxton estándar y llantas de 17 pulgadas son los principales ingredientes del menú chasis. La dotación electrónica está compuesta por acelerador RbW, triple modo de conducción (Rain, Road, Sport), ABS y control de tracción (desconectable en parado). El equipamiento se completa con el empleo de embrague asistido anti-rebote, bomba radial y doble pinza delantera Brembo de 4 pistones (pinza trasera Nissin), luz de día LED, toma de corriente USB bajo el asiento, embellecedor de tapón de gasolina «tipo Monza», llave con inmovilizador y neumáticos Pirelli Diablo Rosso III.
Speed Win
Conducir la Triumph Speed Twin es, además de un excelente ejercicio de estilo, todo un placer para tus sentidos. A sus mandos te sientes cómodo, la postura no está forzada, el asiento está a la altura correcta y el manillar ancho facilita todos tus movimientos. Es curioso que, en marcha, su personalidad se adapta a lo que te apetezca en ese momento, a la conducción y sensaciones que quieras realizar, ya que por muy contundente y agresiva que sea en Modo Sport (activas desde el botón de la piña izquierda), es justo lo contrario en Modo Rain, con un excelente compromiso todo-uso en Road. El tacto de gas está muy conseguido, con suavidad y precisión en todos los movimientos y acciones: un tacto general 10. Aquí el escalonamiento en la respuesta del gas y la entrega de potencia se hace notar mucho más que en una Bonneville T120, por ejemplo, dejando claro su impronta sport.
Estrecha para manejarte por ciudad aunque con poco radio de giro, es ideal para sortear el tráfico diario, con un claro potencial fuera de la urbe que la hace más divertida de lo que imaginas. En carreteras secundarias y puertos de montaña puedes seguir el ritmo de cualquiera, con un aplomo y estabilidad impresionante en curvas de radio medio-amplio. En las más cerradas también se deja hacer sin problemas aunque, en este ámbito, la Thruxton R tiene ventaja. Lástima que la horquilla no sea regulable y peque de blanda para uso a dúo y en conducción deportiva, porque la Speed Twin te da la sensación de que puedes exprimirla algo más de lo que te permite su suspensión, siempre dentro de unos márgenes de seguridad lógicos, claro.
Si te gusta la conducción relajada y el paseo «alegre», esta británica te ofrece un rango de uso excepcional, con una franja media poderosa. Hasta 4.000 rpm circulas como un rey para, de 4 a 6.000 rpm, mostrarte lo mejor de sí misma y dar sustos a motos más deportivas si te pones: ¡cuidadito con la “veterana”! Los escapes emiten ese sonido ronco y redondo que te enamora, sin molestias pero con personalidad, algo esencial en una moto de este segmento. La frenada es otro de sus puntos fuertes, con unas pinzas delanteras Brembo y una bomba a la altura con las que se consiguen tacto y potencia, casi al mismo nivel de una Thruxton R.
Ser la más ligera de las Triumph neoclásica de 1.200 cc tiene sus ventajas y, comparadas con sus hermanas, se muestra más ágil y parece más «domesticada». Los cambios de dirección son rápidos, el centro de gravedad bajo y la pisada con las llantas de 17 pulgadas todo un acierto.