Desde que llegó a España, Keeway se ha mostrado como uno de los referentes en lo que a motocicletas de bajo coste ofreciendo motos de diferentes segmentos pero siempre con el denominador común de un precio económico. En este caso nos vamos a subir a la Keeway RKS 125 E4, el modelo naked de la firma asiática que, como su propio nombre indica está adaptado a la normativa Euro4.
Si echamos un vistazo rápido a las características técnicas de la moto, encontramos un sencillo motor monocilíndrico de 125 refrigerado por aire. Un motor tan básico como eficiente que sirve para dar vida a la moto gracias a los poco más de 10 cv que entrega, lo que es suficiente para moverse por ciudad y los alrededores. Como no podía ser de otra manera la inyección es electrónica, algo fundamentar para pasar la norma de contaminación, pero que se nota especialmente en frío cuando la moto puede dar tirones y la pega es que no podemos arrancarla para calentar a no ser que la estemos sujetando pues como pasa en este tipo de motos con la pata de cabra bajada el motor no arranca. Así que o salimos en frío, algo que es poco aconsejable si queremos garantizar una larga y próspera vida a nuestro motor, o tendremos que sujetar la moto mientras esperamos a que el motor se caliente para poder ponernos en marcha.
En el apartado de la frenada, emplea frenada combinada esto implica que si frenamos con el freno delantero solamente morderá el disco delantero, mientras que si pisamos el freno trasero además de accionar la pinza trasera enviará potencia al delantero ganando en capacidad de frenada pero también en seguridad, eso sí sin llegar a la que nos ofrecería un ABS especialmente en situaciones de frenada de emergencia o con un pavimento con poca adherencia.
Todo en la Keeway RKS 125 es sencillo, sin lujos superfluos, pero funcional. El hecho de no contar con detalles que sí encontramos en motos más caras es donde radica su punto fuerte y es que prescindir de ellos abarata el coste y permite contar con una moto más económica. Seguimos repasando las características del modelo y encontramos que cuenta con un chasis tubular sencillo, decorado con piezas plásticas en algunos puntos para que no se aprecie.
Las suspensiones son otro elemento a destacar y es que en lugar de montar unas barras convencionales en la horquilla delantera, emplea unas invertidas que le dan un toque más deportivo. Atrás cuenta con dos amortiguadores convencionales con depósito. La combinación hace que la moto se comporte de una manera noble, estable y predecible, aunque también es cierto que sus reacciones a la hora de cambiar de dirección, por ejemplo, son algo más lentas. Esto es debido a que la altura de la moto es baja con un peso un poco elevado (140 kilos en vacío) y lo que nos aporta esa estabilidad, le resta un poco de habilidad, aunque sigue siendo fácil de manejar entre el tráfico y la ciudad. Precisamente a sortear el tráfico nos ayuda que es una moto estrecha y en su punto más ancho, el manillar, mide 80 centímetros.
También es de destacar la postura encima de la moto, algo que nos afectará realmente en el día a día y que en este caso es bastante cómoda, lo que nos permite movernos también con comodidad, incluso siendo pasajero. La posición es muy recta, digamos que similar a la que nos encontraríamos en un scooter y es la que nos brinda esta comodidad.
Para rematar, en lo que concierne a las luces no recurre al led ni para iluminación ni para indicación, conservando las bombillas clásicas en faros e intermitentes, algo que como hemos visto en el resto de la moto contiene el precio mientras que lleva a cabo sus funciones de manera eficiente, aunque también es cierto que algo más de potencia de alumbrado no le vendría mal y es algo que vemos habitualmente en todas las motos de este tipo. Y, por último, un detalle que ya podrían tener otras motos que cuestan unos cuantos cientos de euros más, el doble intermitente.