El Continental ContiRoadAttack 3 es un neumático con pretensiones deportivas tan declaradas como un ángulo máximo de inclinación que alcanza nada menos que los 55º, situando la moto a ras del suelo, en una tumbada que sencillamente resulta inverosímil en la carretera.
Sin embargo, y al margen de estas prestaciones propias de una copa super naked, la firma alemana ha querido dar a conocer al usuario motorista un sentido más amplio de su producto, tratando de mostrarnos con esta singular prueba cómo su rendimiento y su efectividad se mantienen intactos a lo largo de los kilómetros, hasta presentarlo como un neumático sport-touring tan válido y rentable como los mejores que ofrece el mercado.
Tras pruebas previas del ContiRoadAttack 3 durante su presentación internacional, en circuito y sobre KTMs, la delegación de la marca alemana en nuestro país nos preparó una exhaustiva ruta, tan variada, y por momentos tan recóndita, como pueda resultar la propia provincia de Guadalajara. Así, de esta manera tan motociclista, hicimos nuestro particular Viaje a la Alcarria, a lomos de corceles marcados con el hierro de Yamaha, como la MT-07, ideal para la iniciación, como el concepto de moto ‘SUV’, definido sobre una Tracer 900, como la idea del viaje, recogida en la versión GT de la misma moto, y por último, como la esencia del pura sangre, contenida en un auténtico pepino como la MT-09 SP, bufando con los resoplidos de su brío a través de un “saxo” firmado por Akrapovic. De manera que, para esta prueba, nos fuimos cambiando a lo largo de la jornada sobre estos corceles herrados con los Continental ContiRoadAttack 3 de la Vuelta Ciclista a España 2018.
Ciudad
La agilidad propia de una moto media, apta para los más principiantes, como la Yamaha MT-07, se percibe en un grado superlativo desde el giro más inocente, al ir calzada con estos ContiRoadAttack 3 usados. En el delantero, la dirección de la moto se siente tan rápida como necesitamos en muchas ocasiones para driblar los obstáculos urbanos que nos presenta el día a día. Registros metálicos en el pavimento mojado, el coche que se cruza inesperadamente o el balón que aparece rebotado en el sitio más insospechado representan un género de trampas de los que nos zafamos con un solo gesto, rápido y preciso.
Para resumir este apartado, diremos que la MT-07 de nuestra prueba se sentía girar con la facilidad de una bicicleta y con la seguridad, claro está, de la naked moderna que realmente representa. Contando con los 5.000 kms largos que cargaban los Continental ContiRoadAttack 3, nos llevan a presagiar que su rendimiento y efectividad van a perdurar por mucho tiempo, calzando una moto del peso tan contenido y de la tracción tan progresiva que caracterizan a la MT-07.
Autovía
Nada más iniciar la marcha sobre esta Yamaha Tracer 900 GT percibí una facilidad en la forma de rodar que llamaba la atención. Y esperé a entrar en la autovía, particularmente atento, para apreciar si se mantenía esa sensación a la velocidad máxima que se debe circular hoy día, y a otras intermedias.
Efectivamente, la GT transmitía cierta flotabilidad al desplazarse. Aunque hablamos de una flotabilidad bien dirigida, con la forma de navegar que lo hace un overcraft, percibiendo un rozamiento exiguo en la marcha. Una sensación de confort muy valiosa a la hora de combatir el tedio que engendran los tramos de autovía más prolongados, además de un detalle a valorar cuando hagamos las cuentas tanto del consumo en un largo viaje, como del coste anual que suma la moto en nuestra economía doméstica.
La explicación a este comportamiento la encontramos en el hecho de que Continental emplea otro sistema para diferenciar las franjas, dentro de la banda de rodadura, y no echa mano de la conocida técnica que emplea dos o más compuestos, sino que fija una temperatura distinta de vulcanización para la franja central y para las laterales. A fe que su efecto se percibe tras el manillar de la moto.
Todo asfalto
Nos subimos a la Tracer 900 en su versión estándar, el modelo trail asfáltico deportivo, de las cuatro Yamahas que llevó Continental a esta singular prueba. Si no es una moto de todo terreno, sí que la Tracer grande es el modelo más adaptable de este cuarteto a todo tipo de carretera.
Y para ir completando esta prueba, circulamos con los ContiRoadAttack 3 sobre asfaltos uniformes con una calidad digna de gran premio, por subrayarlo de algún modo; pasamos sobre otros, en cambio, con un granulado deteriorado hasta abrir roderas y dejar la grava suelta esparcida por su superficie, transitamos por firmes ondulados de carreteras perdidas en las profundidades del Alto Tajo, lo hicimos también sobre pavimentos con el alquitrán desgastado, que guardaban humedades emboscadas bajo el contraste de algunas sombras. También nos tocó pasar por asfaltos polvorientos, con finas franjas de tierra suelta en la entrada de muchos caminos, incluso con un largo tramo tintado de verde en un lateral con la hierba recién cortada por una máquina de Fomento, a la que finalmente descubrimos trabajando.
En todos estos escenarios, algunos tan comprometidos, el aplomo que ofreció el ContiRoadAttack 3 fue irreprochable, incluso cuando en ocasiones pasaba exactamente sobre la misma línea desde la que el compañero que me precedía levantaba una discreta nube de polvo con la rueda trasera.
Sport
Finalmente nos subimos al pepino de esta prueba, la MT-09 SP, con propina ofrecida por Akrapovic. Con esta potente naked, podríamos sentir hasta qué punto se mantiene la genuina esencia deportiva de este neumático.
Empezaremos por el final, es decir, por el momento de parar, para comentar que la frenada de este neumático no sólo se siente firme y contundente, sino que a través de la transparencia con la que la horquilla transmite todas las micro reacciones que se generan en la frenada, se siente literalmente en los dedos cómo la goma muerde el asfalto de una forma tan férrea, que no nos deja ni la menor duda de que daremos la vuelta a la moto, a poco que nos lo propongamos apretando la maneta.
Sobre el apoyo en la inclinación, mientras conducimos una auténtica tabla como resulta esta MT-09 SP, poco nos deja decir en carretera, y tendríamos que entrar a una pista para comprobar la forma en la que se afianza este ContiRoadAttack 3 sobre esos 55º de inclinación en los que es capaz de agarrarse, según las especificaciones de Continental. En la ruta, sobre un asfalto simplemente aceptable, ni siquiera veremos asomar su fin.
En el apartado de la tracción, hicimos nuestra particular prueba de compromiso, cuando al ir bien inclinados, abrí gas con decisión, justo en la franja de medios, donde el empuje del tricilíndrico crossplane es sencillamente demoledor, más aun con el modo FULL seleccionado. Esperé el traqueteo del control de tracción interviniendo o al menos un trallazo, en mayor o menor medida, del tren trasero. Nada, ni el más mínimo movimiento sobre la trayectoria, como si la MT-09 SP fuera clavada al suelo sobre un raíl.
Por último en esta apartado, apuntar que la dirección se sentía con una precisión milimétrica, como si apuntáramos al ápice de cada curva con el objetivo electrónico de un caza, como si esta naked “apepinada” adivinara nuestra intención, sin que fuéramos conscientes de ella.
Aptitudes húmedas
Realmente, nos hizo un día espléndido para este peculiar test. Sin embargo las sombras que hemos mencionado nos sirvieron, entre tanto sol, como una excelente prueba improvisada sobre el asfalto húmedo.
El Continental ContiRoadAttack 3 está particularmente diseñado para la lluvia, con sus compuestos integrados, aparte de la sílice, para resultar efectivo con las temperaturas propias de la humedad, y con un dibujo en el delantero labrado a conciencia, para evacuar el agua del asfalto y limpiar el camino para que el trasero pueda ejercer su tracción con la mayor eficacia posible.
Ciertamente, nuestro paso por todas esas sombras húmedas daba grima y ponía en alerta todas nuestras precauciones, por lo que poco prueba podríamos hacer, sobre el papel, ante tanta cautela. Sin embargo, las circunstancias a veces deciden por uno mismo y terminan por resultar más efectivas de lo que cabría esperar.
La cuestión es que en algunas de esas sombras, con el contraste de luz, me hizo pensar que el asfalto se encontraría seco, cuando en realidad descubrí justo encima de él que realmente estaba bien húmedo, y a pesar de apretar los antebrazos, y también los dientes, las dos Yamahas con las que viví esos comprometidos trances no se inmutaron.