Marc Márquez ha sumado un triunfo crucial en Aragón. Como él mismo dijo, la carrera estaba marcada en rojo en el calendario, y aquí debía ganar sí o sí. Y eso es lo que ha hecho en MotorLand, ratificando la superioridad demostrada a lo largo del fin de semana. De nuevo afloró el Márquez inteligente que sabe frenarse a tiempo, que después de un serio susto supo tomarse las cosas con calma, concederse el tiempo necesario y empezar de cero. Y así, con calma pero con la misma ambición de siempre, Márquez ha sumado la cuarta victoria del año, y ha dado un paso de gigante en sus aspiraciones.
La extraordinaria capacidad de adaptación de Márquez a las diferentes situaciones que se han sucedido en el campeonato ha sido la clave de su éxito. No cabe duda que la experiencia de 2015, donde tropezó una y otra vez con la misma piedra, contra su carácter ambicioso, le ha valido para modelar y dar forma al nuevo piloto que hoy conocemos.
El segundo puesto de Jorge Lorenzo ha contribuido a que la ventaja de Márquez crezca. Todavía quedan carreras por hacer, pero todos han asumido que este título está casi en el estante de Marc. Rossi reconocía antes de viajar a Aragón que lo del título era una empresa difícil, y que su objetivo era acabar carreras, en el podio si es posible, y ganar si surge la ocasión. El resultado de ayer reafirma esta situación.
No pienso que Rossi vaya a bajar las manos, ni mucho menos. No es de los que se rinden, nunca saca la bandera blanca, pero tengo la sensación de que en vista de que el título es una batalla prácticamente perdida, va a ahorrar esfuerzos evitando desgastarse de modo innecesario. Si puede ganar lo intentará, pero no tiene sentido un esfuerzo extraordinario si no es con ese objetivo. Hace unas carreras, creo que en Silverstone, Rossi aseguró que la pelea de 2015 le desgastó mucho, y estando como está camino de los 38 años, lo que necesita es conservar toda su energía.
Este ha sido también un fin de semana de celebración. Brad Binder se ha proclamado campeón del mundo de Moto3 con mucha antelación, cuando todavía quedan cuatro carreras por disputarse. Esto no es algo que se vea con frecuencia, y es un reflejo de la situación de la categoría, en la que el peso de la experiencia es cada día más importante. Antes eran los jóvenes talentos los que llegaban empujando, con ganas, pero en los últimos años han sido los pilotos veteranos los que han ejercido el mando, y Binder ha sacado a relucir todo su saber.
También es la confirmación de que el Team Ajo es el equipo más potente de la categoría inferior. Este es su quinto título (Di Meglio 2008, Márquez 2010, Cortese 2012, Zarco 2015, Binder 2016), y está en disposición de ganar una segunda corona. La verdad es que hay pocos equipos en las categorías de Moto3 y Moto2 (o 125 y 250) que puedan lucir semejante palmarés.
Falta por ver qué sucederá en Moto2. Estamos como si empezáramos desde cero, porque el punto que separa a Johann Zarco de Alex Rins no es nada. Más vale que se espabilen los dos y comiencen a registrar mejoras clasificaciones, superando las dificultades que están pasando, porque ninguno está para lanzar cohetes. Ojalá que nos brinden pronto las carreras que han protagonizado en anteriores ocasiones, porque de lo contrario terminaremos asistiendo a un final de campeonato agónico. Está bien ponerle un poco de emoción al asunto, pero si seguimos así, resolviendo la lucha por el título fuera del podio, el desenlace del campeonato pierde un poco de lustre.