¿Qué ocurre si fusionas un dragster, una Yamaha XSR700 y una FZR 750 de resistencia? Hennebert nos da la solución: esta espectacular montura se desmarca de las actuales tendencias de customización, proponiendo una “bestia” trabajada, personal y muy cañera. El diseño de la carrocería (fabricada en aluminio) y la pintura (a cargo de Matthias Van Brussel) están inspirados en la FZR 750 OW74 Gauloises Sonauto que el campeón del mundo galo Christian Sarron pilotó en el Bol D’or de 1985.
Las modificaciones realizadas son numerosas y denotan el excelente trabajo realizado en esta creación: semimanillares, basculante largo, chasis reforzado, suspensiones recortadas (botellas con funda de neopreno), cuerpos de inyección sobredimensionados, cigüeñal reequilibrado, batería de carbono, sistema de óxido nitroso, pinza de freno delantera de 6 pistones, estriberas retrasadas, cambio automático, embrague antirrebote, acelerador rápido, tijas especiales, circuito de aceite diferente, escape de titanio Austin Racing, slicks Michelin rayados, bieletas artesanales, etc.
El objetivo pasa por ganar la categoría Factory en el evento freak Sultans of Sprint Challenge 2018 cuya primera carrera tendrá lugar este fin de semana en el Circuito de Monza. Las siguientes citas tendrán lugar en Bélgica, Alemania y Francia. En cada una de las carreras la Yamaha XSR700 Workhorse Speed Shop contará con un piloto diferente, siendo el piloto del Mundial de Resistencia Niccolò Canepa el primero que se subirá a ella.
En esta ocasión Yamaha ha querido romper las reglas establecidas y salirse de las personalizaciones urbanas convencionales para proponer algo extremo sobre una base de trabajo que nada tiene que ver con las carreras. En origen, una humilde y versátil naked neo-retro XSR700 ha tornado a algo brutal fruto de una posesión diabólica tras mucho gimnasio y esteroides.