Tras la Segunda Guerra Mundial, Motobecane se instalaba a las afueras de París, más concretamente en la localidad de Saint-Quentin, cerca de la capital francesa. Estamos hablando del año 1951 y por aquellas fechas la marca gala que se dedicaba a fabricar, entre otros, el icónico ciclomotor Mobylette contaba con una factoría con una superficie total de 340.000 m². Para 1974, en su momento más álgido de producción hasta aquel lugar se desplazaban diariamente 5.000 trabajadores, los mismos que ensamblaban un total de 750.000 ciclomotores anualmente.
Tras aquellos años de apogeo empresarial llegarían las vacas flacas. Una década después, en 1984, Yamaha entraba a formar parte del comité de empresa como socio capitalista. El Comité de Reconstrucción Industrial de Francia solicitaba una reestructuración de MBK Industrie y Yamaha se hacía con el control total de la empresa apenas tres años después, convirtiéndose la marca francesa en una subsidiaria de la nipona en nuestro continente.
A lo largo de los siguientes años las instalaciones de MBK se dedicaron a producir los modelos Yamaha BW (Bi-Wizz) y MBK Booster, además de motores fuera borda para la división náutica de la firma de los diapasones. Ya en el nuevo siglo incluso lanzó al mercado una versión de nuestra Yamaha TZR 50 en España bajo la denominación comercial MBK. A partir de 2004 también da comienzo la producción de la sempiterna XT660, siendo la motocicleta de más cilindrada fabricada en aquellas instalaciones hasta ese momento.
Ya en 2012 Yamaha se da cuenta del buen funcionamiento de la factoría francesa y opta por derivar la fabricación de más modelos de la marca hasta tierras galas. El Yamaha XMAX y la MBK Skycruiser de 125 a 400 cc serían los modelos pilotos en esta nueva era. Además, se hace una fuerte inversión en las instalaciones, incluyendo la inclusión de robots de montaje de última generación, así como máquinas de fabricación de componentes por inyección de plástico.

Tres años más tarde llegaría el encargo de empezar a producir la XSR700 y un año después la Tracer 700. De igual forma se siguió fabricando infinidad de componentes en la misma fábrica que posteriormente serian empleados en estos modelos. Yamaha volvía a dar un voto de confianza a su factoría en Europa y demostraba que, el largo camino recorrido hasta allí por la plantilla de la empresa francesa, había merecido la pena en términos de exigencia y competitividad a todos los niveles.
En la actualidad son 560 los trabajadores que allí desempeñan infinidad de labores dentro de las cadenas de montaje. Estos han sido premiados en varias ocasiones por su trabajo y se les ha otorgado certificaciones como el sello TPM en los años 1994 y 2001, así como la certificación ISO 9001 y 14001 en materia de calidad y medio ambiente respectivamente. En la actualidad producen más de 70.000 vehículos anuales, con cifras como las ofrecidas en 2019 con un total de 28.300 motocicletas y 38.000 scooters de más de 125 cc fabricados en esa temporada.