Al fabricante francés de cascos Roof muchos lo conocemos por su modelo mítico de finales de los 90. Un modular con aspecto de casco de piloto de caza en el que la mentonera se podría abatir hacia atrás. Se trataba del Roof Boxxer y aun hoy, sigue a la venta.
Pero aunque se trate de una marca no muy vista, cuenta con una más que interesante novedad ya que ha desarrollado el que (según ellos) es el casco integral más ligero del mercado actual. Se trata del Roof RO200 Carbon y en la báscula arroja un peso de únicamente 1.090 g para la calota más pequeña en tallas XS a M y de 1.150 g en el resto de tallas.
Para que nos pongamos en situación, el ligero X-Lite X-803 Ultra Carbon pesa 1.249 g y el Airoh GP500, también una de las referencias por su ligereza, 1.200 g. Es cierto que sólo hablamos de 100 g de diferencia pero cuando nos metemos en ciertas cifras, el resultado es sorprendente. Es como aquel que dice que rueda a un segundo de los rápidos, no parece mucho pero a la hora de poner la carne en el asador, es un mundo.
Se ofrece en tres decoraciones: Speeder Red, Panther Black y Full Carbon. El primero está decorado, el segundo cuenta con un agresivo diseño de una pantera en el lateral y el tercero prescinde de la pintura para mostrar un acabado en carbono visto.
Incorpora todo aquello que le pedimos a un casco de alta gama. Para empezar, el responsable de su bajo peso es la calota externa fabricada en una combinación de fibra de carbono y fibra de vidrio. La interna es de EPS de diferentes densidades, cuenta con forro interior desmontable y lavable, múltiples canales de ventilación, cierre de doble anilla, etc.
Una de sus ventajas, además del reducido peso que ya hemos dicho, es el ángulo de visión que permite la pantalla: hasta 210º en horizontal y 100º en vertical. Por último, el precio del Roof RO200 Carbon está en la línea de un casco de estas características, unos 700 euros.
Como apunte, el Roof RO200 Carbon no llega a ser tan ligero como el campeón de la categoría: el BMW Sportintegral Carbon que lanzó hace años la marca alemana. Desarrollado en colaboración con los pilotos de la desaparecida Copa Bóxer contaba con una calota de fibra de carbono y aramida siendo su peso de solamente 999 g. Todavía hoy en día, cuando coges uno entre las manos, te parece que está fabricado de papel por lo poco que pesa. Eso sí, el precio no era para todos los bolsillos: 1.625 euros hace más de una década. Quedarse a escasos 50 g de la referencia no está nada mal.