Detalles como su pequeño faro redondo, el guardabarros recortado o su depósito en forma de cacahuete, dan a la XV950R Bolt ese aspecto estético sencillo a la par que deportivo, una seña de identidad intrínseca a la marca de los diapasones. otros toques como la luz trasera de leds, la instrumentación digital o sus discos de freno lobulados nos sitúan en pleno siglo XXI. Esta mezcla de líneas clásicas con detalles modernos la hace estéticamente muy atractiva.
La XV950R monta un motor bicilíndrico en V a 60º refrigerado por aire derivado del de la XVS950A Midnight Star. Se ha rediseñado completamente el sistema de admisión, filtro del aire y escape, lo que proporciona un gran rendimiento y fiabilidad. Un motor que empuja con ganas, entregando grandes dosis de par desde muy bajo régimen. Declara 52 CV que, desde luego, están muy bien aprovechados. El embrague incorpora un nuevo amortiguador de goma, que suaviza notablemente el tacto y la brusquedad al engranar las marchas.
Un único disco de freno delantero y otro trasero (de 298 mm cada uno) para mejorar la eficacia de su frenada, además de disipar mejor el calor, hacen que sea más que suficiente para este tipo de moto. Viene con ABS opcional en su versión básica, mientras que en la R, la protagonista de nuestra prueba, lo incluye de serie.
La horquilla delantera es de 41 mm y la suspensión trasera lleva dos amortiguadores, que en el caso de la R, incorporan depósito de gas independiente, siendo regulables en precarga. Monta unas llantas de fundición en color negro y de 12 palos, con medidas de 19 pulgadas delante y 16 detrás.
El asiento está situado bastante bajo, a 690 mm del suelo, el manillar ni excesivamente lejos ni alto, y las estriberas bajas pero no tan adelantadas como sí ocurre en otras custom. Esto hace que su posición de conducción sea bastante cómoda y relajada.
Además el manillar tiene un radio de giro muy aceptable, lo que nos permite maniobrar bastante bien en parado, haciendo de la XV950 una moto muy manejable, a pesar de sus casi 250 kg.
¡Al lío!
Mi primera sensación al subirme fue rara. No por ella, sino porque no es el tipo de moto que suelo llevar. Cojo la llave y aparece el primer problema, ¡no encuentro dónde meterla! La cerradura está situada en el lado derecho cerca de la tija. Un sitio un tanto incómodo para mi gusto, pero tampoco nos vamos a poner quisquillosos por eso.
Arranco y se escucha un sonido ronco pero nada áspero, siento sus vibraciones sin que lleguen a ser molestas. Llego cómodamente al manillar, pero a la hora de colocar los pies, se me vuelve a olvidar el tipo de moto que estoy probando. Y claro, ahí atrás dónde yo buscaba, sólo están los del pasajero… Solucionados mis problemas de posición, me pongo en marcha mientras me fijo en el cuadro de mandos. No indica mucho más que la velocidad y los kilómetros, además de los todos chivatos necesarios. Quizá un cuentarrevoluciones y un marcador de gasolina no le vendrían mal.
Me meto entre el tráfico y noto cómo la XV950R se desenvuelve con facilidad. Es ágil, te permite maniobrar bien y pasar cómodamente entre los coches. Sale de los semáforos con fuerza, y gracias a la buena entrega de potencia y a su par motor, no te pedirá demasiados cambios de marcha. El embrague es suave, pero sus manetas no son regulables, algo incómodo para manos pequeñas como las mías.
Salgo de la ciudad para ver qué tal se comporta fuera de la urbe. En autovía su protección aerodinámica es nula, nada nuevo en este tipo de moto, y solucionable con una pantalla si quieres evitarlo en tus viajes. Tras varios kilómetros, mi trasero empieza a resentirse. En parte por la dureza de su asiento, y porque, aunque sus suspensiones absorben bien las irregularidades del asfalto, hay baches en los que sentirás como si te estuvieran dando una patada en las ya mencionadas partes. Sin salirte de velocidades legales, puedes viajar cómodamente con ella.
Pero es al llegar a una carretera revirada, cuando la XV950R me sorprende gratamente. Es noble e intuitiva, y tiene un buen aplomo en las curvas. Mientras ella me va transmitiendo seguridad, yo me voy animando a inclinarla cada vez más, hasta que ella misma me pone el límite al empezar a rozar con las estriberas en el asfalto. Y como no voy a ser yo quién la lleve la contraria, creo que será mejor hacerla caso.
Valoración final
La XV950R es una moto custom de claro carácter urbano, con buen comportamiento en autovía, y sorprendentemente divertida en carreteras de curvas. Concebida para un público joven que busca una estética clásica, sencilla, y con gran personalidad, sin renunciar a un funcionamiento impecable y una gran fiabilidad.
Además cuenta con gran cantidad de accesorios originales para poder empezar a personalizar la XV950R a tu gusto: escape Akrapovic, latiguillos de acero inoxidable, cúpula delantera, llantas de radios, manillar alto, asiento con muelles, fuelles para la horquilla… Tú decides que aspecto la quieres dar.
Lo mejor:
- Estética
- Motor
- Manejabilidad
Mejoraríamos:
- Capacidad del depósito
- Regulación de las manetas
- Cuentarrevoluciones y marcador de temperatura