El mercado de la moto ha cambiado mucho en los últimos años. Tener carnet para motos con más de 50 CV se ha complicado, las normas de tráfico se han endurecido y las 125 de hasta 15 CV, gracias a la convalidación de los carnets A1 y B, se han convertido en las estrellas del mercado.
A principios de los ’90, cuando KTM todavía “pintaba” sus motos de blanco, no se planteaba hacer otra cosa que modelos off-road: no tenían ni la tecnología ni la capacidad de enfrentarse a otros proyectos. Pero mira tú por donde, sí que tenían un monocilíndrico de 4T y 600 cc con el que se plantearon hacer una cosa nueva: una moto muy ligera y a a medio camino entre una supermotard y una naked. Se llamó Duke, y su ligereza y agilidad encandilaron a suficiente gente como para que la moto fuese un éxito.
KTM no podía fabricar una 125 que pasase desapercibida o fuese una más. Yamaha ya hizo, con su YZF-125R una “réplica” de las grandes supersport y superbikes a escala 125. Honda una ligerísima CBR cuyo tamaño (en su primera versión) no convencía a mucha gente. KTM tenía en el “archivo” la moto de la cual partir para diseñar su 125 cc: la Duke.
Los ingredientes
La Duke 125 es así: una moto muy ligera que sabe aprovechar los 15 CV de su mecánica, que no puede ir más allá por las limitaciones legales que todos conocemos, sobre el carnet A1 y B. Una estética original, a medio camino entre una naked deportiva y una moto de campo, y una agilidad sorprendente. Pero además es una moto cuyo precio, comparado con otras deportivas del mismo segmento, es muy aceptable. Y en todas estas caracterísiticas radica su éxito.
KTM diseñó está moto con mucho cuidado. Tenían claro lo que perseguían y se puso mucho esmero en todos los detalles. KTM no ha recurrido (sería la primera vez en muchos años) a un motor “comprado” a proveedores, sino que diseñaron su propia unidad de 125 cc 4T. Como corresponde, es un monocilíndrico con culata multiválvula, refrigerado por agua y alimentado por inyección del que se extraen los 15 CV a 10.500 rpm con un par máximo de 12 Nm a 8.000 rpm. El chasis es un multitubular de acero con un espectacular basculante que enseña los refuerzos interiores, con suspensiones firmadas por WP (la empresa de suspensiones propiedad de KTM), contando con una espectacular horquilla invertida y un monoamortiguador trasero; y buenos frenos, firmados por ByBre (una subsidiaria de Brembo). Como ves, no se ha escatimado en medios para hacer de la Duke una deportiva de prestigio, y con todo ello han conseguido una moto que se queda en 118 kg: una pluma, comparada con los, por ejemplo, 138 kilos de una Yamaha.
Pero la pequeña Duke no sería el éxito que está siendo si no es por que a todas estas bondades se le suma el acertado precio. Y como seguramente hacer el montaje en Austria sería caro, KTM recurrió a una alianza con una empresa asiática para su montaje: Bajaj, la empresa que se dio a conocer en España hace unos años por sus Vespa fabricadas en la India y que, ahora, bajo supervisión KTM, monta estas motos y consigue que puedas hacerte con ella por 3.885 €. Y en ese precio no podrás encontrar graves fallos de acabado o faltas de equipamiento: la Duke incorpora buenos materiales, un cuadro digital espectacular, muy del estilo de las grandes deportivas, con detalles tan cuidados como el saludo que aparece en él cuando das el contacto: “Ready to race”.
Como buena Duke
Hace dos meses probábamos la Duke 690. Te decía entonces que la Duke grande es una moto sorprendente, ligera, muy ágil y divertida. La 125 es una buena “hermana menor”, y hace honor a su nombre. En su cilindrada y bajo el prisma de lo que es una 125 consigue lo mismo: anda mucho para sus 15 CV, tiene cierto “geniecillo” y un chasis noble, de lo mejorcito del segmento, que da confianza para “jugar” a la conducción deportiva y agresiva. Frena muy bien, se tiene mucho y acelera más que sus competidoras gracias a su bajo peso, con lo que resulta una moto muy divertida. Está bien diseñada en cuanto a sus proporciones, y aunque no es una moto grande, cualquier piloto, de cualquier talla, será bien acogido. En ciudad, entre los atascos y los coches se desenvuelve muy bien.
Los más observadores se habrán percatado de que la Duke de nuestra prueba no es de serie: es más deportiva y agresiva que otras que hayas visto. Es una unidad de pruebas que KTM España ha utilizado para mostrar gran parte de su extenso catálogo de piezas Power Parts para las Duke 125. Si la quieres así, cualquier concesionario KTM te puede informar de las posibilidades de preparación de la Duke, pero aqui te adelantamos los precios de las piezas que lleva esta unidad: silenciador Sebring Slip-On (392,35 €), porta-matrícula (185,85 €), portafaro (185,85 €), cubremanetas (58,02 €), adhesivos llantas (29,41 €), gráficos Raceline (67,85 €) y colín monoplaza (156,35 €).
Valoración final
Las 125 deportivas de 15 CV, a pesar de lo que te pueda parecer, no son motos fáciles de diseñar, pues te enfrentas a la limitación de potencia del motor y a un mercado que marca unos límites de precio. Así, hacer una moto que transmita cierta deportividad, que además puedas usar a diario y que de verdad tenga un nivel de prestaciones adecuado, puede convertirse en un verdadero rompecabezas.
KTM lo ha hecho muy bien al primer intento. Han conseguido una moto original, divertida, muy rápida y a un precio razonable. Por eso tiene éxito. Y no te creas que esto acaba aquí: ya está presentada una 200 cc que, con la misma base de esta 125 cc alcanza los 26 CV, más o menos la relación peso-potencia que una antigua 125 de 2T, lo que asegura un buen aumento de sensaciones y deportividad, si tienes el carnet A2. E incluso se habla ya de una futura Duke 350, con el motor de la gama off-road de la marca y una parte ciclo similar que aunque seguramente ya no será la misma moto, si que seguirá la filosofía de ligereza, agilidad y diversión que distinguen a las Duke.
Lo mejor:
- Ligereza
- Estética
- Parte ciclo
Mejoraríamos:
- Visibilidad por los retrovisores