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Mi primera victoria en Extreme

Bueno, pues ahora que no tengo carreras, contaros lo que hago es un poco aburrido: entrenar y volver a entrenar, para recuperar mi forma física, salir con mi chica y mis amigos, y disfrutar de la familia, poca cosa más...

Se me ha ocurrido contaros como gané mi primera carrera en Formula Extreme, que fue de lo más curiosa.

Fue en el año 2003, estaba con el equipo Megabike de Barcelona, y éramos un grupo de amigos con poco presupuesto pero, como siempre, con mucha ilusión. Habíamos llegado a mitad de temporada, y nuestro mejor resultado había sido una 5ª posición. Pasé un verano bastante fastidiado, porque en ese año las Suzuki eran las motos dominadoras, y yo pilotaba una de ellas, de la que no me encontraba muy a gusto.

No lograba poner a punto la parte trasera de la moto al acelerar, que empezaba a patinar, por lo que perdía un tiempo precioso a la salida de las curvas. En ese verano le di mil vueltas, tenía que solucionar ese problema para la siguiente carrera, no superar el quinto puesto me hacía perder las ganas de seguir compitiendo. Por su cuenta, el equipo también intentaba buscar soluciones.

Los Larry´s y yo estuvimos meditándolo y estudiamos el sistema de suspensión trasera de la Suzuki, así que podéis imaginar lo desesperados que nos sentíamos para tener que hacer una maqueta de madera con todo el sistema de bieletas, pues el quiz de la cuestión era la bieleta. Al final no pudimos fabricar una, pero sí que llegue a la siguiente carrera en Jerez con unos tirantes de hierro de diferentes medidas para probarlos.

Cuando le enseñé al equipo lo que llebaba bajo el brazo, todos se echaron a reír, y Jordi, mi mecánico y técnico, me dijo: “¿No quieres probar lo nuevo que te he traído?”. Entonces, me mostró una bieleta Yoshimura y yo qué le iba a decir, pues: “¡pon eso ya!”

¿Cuál fue el resultado? Pues mi primera pole position en la categoría con un tiempo de ésos que dan de que hablar… En esa época, hacer 1,45 era volar en Jerez, y yo ese día volé.

¡Qué contentos estábamos!.Por fin la moto traccionaba bien, y podía pilotar como a mí me gustaba: al ataque. Esa noche estuvimos cenando con el equipo y los Larry´s, y todos parecían estar eufóricos, demasiado para mi opinión. Yo estaba concentrado en el día siguiente, el importante, el de la carrera; y todavía tenía que probar algunas cosas. El Warm-up del domingo había alterado el trabajo de todo el fin de semana y debía elegir el neumático delantero.

Ese día llegué al circuito a las 9 horas, y para mi sorpresa, el equipo no estaba allí. Mi cabeza se llenó de preguntas: ¿Qué estaba pasando? ¿Se habrían dormido? No me lo podía creer. Mi padre y mi tío solían estar desde las 8:30 h. para conectar los calentadores, pero aún no habían llegado y yo tenía que salir a pista. Los Larry´s, por supuesto, tampoco habían llegado. Esto pintaba a que se habían liado hasta las tantas, y el despertador seguro que había sonado, pero ya se sabe…

Tenía que probar la goma delantera, así que decidí salir sin nadie en el box. En cuanto empecé a apretar, observé que esa no era la goma de carrera. Cuando alcanzaba la máxima inclinación, la moto vibraba demasiado, y cuando ya pensaba en entrar, se me fue en la rápida de izquierdas antes de Sito. ¡Vaya hostión me pegué… En esa curva se va a una mecha que no veas!

Se me vino el mundo encima, estaba hundido. ¿Qué iba a hacer ahora sin moto y sin el equipo? Le dije a mi padre que me iba escopeteado al hotel, no sabía qué hacer. Entonces, me llama al teléfono mi mecánico, y me dice: “Tranquilo Carmelo, que la moto está lista para la carrera”. Y yo le suelto: “¿Lista? La moto te la acabo de doblar en la rápida, o sea, que de momento no tenemos moto”.

Regresé al hotel con un disgusto tremendo, desesperado, llorando… Me fui a despertar a los Larry´s, y para remate, me contaron lo bien que se lo habían pasado la noche anterior. ¡Qué bien!, pensé yo mientras me moría de pena.

Media hora antes de la carrera llegué al circuito, con prisas, por los pelos. Salí y me dirigí a la parrilla. La moto funcionaba bien, el equipo había hecho un trabajo estupendo en un tiempo récord, pero yo seguía muy nervioso. Durante las primeras vueltas decidí tomarme la cosa con tranqulidad e intentar buscar el pódium, pero la moto iba tan bien que empecé a ir hacia delante, adelantando a los rivales y a la caza de Cardoso, que era el líder escapado. Por un momento casi se va todo al traste con una derrapada que por poco me saca por arriba, pero iba recortando metros hasta que el líder sucumbió a la presión y se salió recto en una curva. Yo pude controlar al piloto que venía por detrás hasta cruzar la meta en primer lugar. ¡Por fin! Toda esa presión salió de mí de golpe. ¡Lo habíamos conseguido!

No creo que olvide esa carrera en toda mi vida, con tantas anécdotas. Fue muy especial. Nunca le eché mucho en cara ese descuido al equipo y les dije que se habían librado porque habíamos ganado, de lo contrario los habría matado.

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