Hay un dicho muy viejo que sirvió, hace muchos años, de cabecera de un programa de TVE dedicado a prevenir accidentes: «el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra». Münch ya “la cagó” haciendo motos con motor NSU (la Mammoth que ya hemos comentado y que si no está en nuestra selección de las motos más feas del mundo es por poco) y Ugo Grandis consiguió hacer una moto más fea todavía con la Shifty 900 de motor 127 que ya os enseñamos. Pues bien, este dicho es algo que los diseñadores de la BFG no conocían y se empeñaron en poner un motor Citroën GSA sobre dos ruedas.
Si bien, estéticamente, hubiese sido más acertado directamente cortar el GSA y dejarlo con sólo dos ruedas, a nivel dinámico seguramente eso no hubiera funcionado. Por ello, los tres fundadores de la marca (Bocardo, Favario y Grange, cuyas iniciales bautizan la marca) diseñaron un chasis tubular del que colgaba el bloque motor. En este caso (no como con la Shift) el bloque se acopló a un cambio específicamente diseñado para ella, con transmisión final por cardan y se mejoró la mecánica con detalles como una bomba de gasolina eléctrica, un encendido electrónico especifico y unas nuevas tapas de balancines. Otro detalle curioso es que el cuadro de relojes era el del R5 Alpine (R5 Copa, en España), con modificaciones para incluir el testigo de “Neutral” del cambio.
Fabricaron 400 BFG entre 1982 y 1983. Después el proyecto continuó en manos de MBK, pero sólo hicieron 150 motos hasta 1988. Desde entonces y hasta el 96 Atelier Précision, un fabricante de sides hizo todavía algunas unidades más. Desde entonces y hasta ahora, parece que nadie se ha atrevido a seguir adelante con ellas. Gracias a Dios.
