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La industria de la moto se revela contra la prohibición de los motores de combustión

Europa quiere prohibir incluso los motores de hidrógeno
Mientras los fabricantes buscan alternativas a los motores de gasolina y al desafío eléctrico, la Unión Europea parece dispuesta a prohibir todo tipo de motores de combustión. Como es lógico, la industria ya ha empezado a revelarse.

Ya hemos hablado en otras ocasiones del desafío que como especie afronta el ser humano. El sistema implantado hasta ahora nos ha llevado de cabeza al desastre ecológico que estamos viviendo, y si queremos paliar la situación, hay que actuar de manera eficaz y rápida. Europa y la Unión Europea, otrora dueños del mundo conocido, siguen actuando de una manera similar a la que lo ha hecho los últimos siglos. Es decir: ignorando al resto del planeta. Es por ello que ha empezado una cruzada anticontaminación en la que se pasa por alto un aplastante dato: en la UE la habitamos un total de 446 millones de personas, mientras que la población mundial se prevé que alcance los 8.000 millones para el 15 de noviembre de este mismo año.

En cualquier caso, los planes siguen y como tal la industria se afronta a un desafío nunca antes visto. Si bien hasta ahora ha sido la evolución natural la que ha regido los productos que salían o no adelante, ahora son las leyes las que decidirán qué tipo de vehículos (que no dejan de ser un producto) se pueden o no se pueden fabricar.

Ha sido en este punto cuando la los responsables políticos parece haber decidido que no permitirán ningún vehículo que emita ningún tipo de gas, por pequeño que sea, de efecto invernadero. Incluso el uso de combustibles que recojan más CO2 del que emiten no será viable, como tampoco lo será el uso de los vehículos con motores de hidrógeno que emitirán H2O (agua) en lugar de ese CO2, aunque en el camino emiten también óxidos de nitrógeno.

La emisiones son un gran desafío pero no solo en Europa

De esta manera, la industria parece abocada a tener que pasar por motorizar todo con eléctricos, sin tener en cuenta ni la disponibilidad de material ni la disponibilidad de energía ni, mucho menos, la contaminación que también conlleva la creación de un vehículo eléctrico. Es por eso que la industria comienza a mostrar su descontento de manera abierta, como ya ha pasado en Reino Unido, donde se han posicionado de manera frontal ante estas propuestas.

Hay que recordar que en Reino Unido a partir de 2030 desaparecerán las motos de menos de 125 que no sean eléctricas, y será extensible al resto para 2035. Lógicamente, se obvia el uso habitual que se está haciendo del vehículo, pues mientras algunos usuarios sí podrán optar por la movilidad eléctrica, las necesidades de otros serán bien diferentes. Todo esto sin hablar de los problemas para las recargas en un momento en el que todo el planeta se está enfrentando a dificultades para generar electricidad y que, además, esta sea limpia.

Es por ello que la industria plantea una tercera vía que pasa no solo por ofrecer los vehículos eléctricos, sino que también pide que se apueste por otras alternativas mucho más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. Además, mientras llegan todas estas nuevas tecnologías, hay que recordar que las motos por lo general son muchísimo más respetuosas con el medioambiente, con consumos inferiores y, por tanto, con emisiones inferiores.

No parece muy complicado de entender por tanto, que fomentar el uso de la moto mientras termina de definirse el futuro de la movilidad (y cruzamos los dedos para que esta no pase por volver a ir a caballo o burro), puede ser una ayuda para la naturaleza. Eso sí, de los 15 cargueros más grandes del mundo que traen la ropa y otros enseres del otro lado del continente cuando se podría fabricar en Europa, y contaminan solo ellos lo mismo que 760 millones de coches no hablaremos, no sea que algún magnate de la venta online o de una compañía textil se moleste.

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