La Harley-Davidson Forty-Eight debe su nombre procede del año en el que se montó por primera vez el pequeño depósito de combustible con forma de cacahuete de sólo 7,9 litros de capacidad: 1948. La forma de este depósito es el que confiere un aspecto completamente diferente a esta Sportster, que la hace más baja y agresiva, casi como un bulldog inglés. Es por ello que en este modelo, esa apariencia se haya visto reforzada.
Este depósito incorpora unas franjas horizontales, tomadas directamente de lo que se estilaba en los años setenta, junto a un emblema metálico 3D. Por delante cuenta ahora con un nuevo neumático mucho más ancho, de 130 mm, que cambia completamente su aspecto frontal. Las llantas tanto delante como detrás también son de nueva factura. Fabricadas en aluminio, con los nueve radios dobles, son más ligeras que las anteriores y cuentan con un revestimiento negro, el mismo que también se ha incorporado a la corona trasera y el disco de freno flotante delantero.
Estos cambios en el tren delantero han obligado a modificar la geometría de dirección para adaptarla a la nueva medida del neumático más ancho. También la horquilla, que crece hasta los 49 mm de diámetro e incorpora como en la 883 cartuchos internos para mejorar su funcionamiento. Las pletinas superior e inferior así como el refuerzo de la horquilla también son de nueva factura, dotando a toda la parte delantera de una mayor rigidez.
Detrás también incorpora nuevos amortiguadores de emulsión al igual que en el resto de la familia Sportster. Además de una mayor manejabilidad, la precarga se puede regular mediante el giro de un simple tornillo, y con ello adaptarla a las condiciones que nos encontremos.
Justo debajo, otra de las novedades que incorpora la nueva Harley-Davidson Forty-Eight, en este caso en los escapes. Acabados ahora en negro por encima cuentan con una protección térmica cromada con estrías realizadas mediante corte por láser. Por encima el asiento sigue siendo tan minimalista como siempre. Pero pequeño no quiere decir incómodo, gracias a la incorporación de los nuevos materiales actuales. Se mantiene a una altura reducida del suelo gracias también a las suspensiones rebajadas, de ahí que los conductores de menor altura puedan llegar con total confianza al suelo al encontrarse a sólo 710 mm de altura.
El resto de características se mantienen inalteradas, desde el manillar tipo Drag-Style pero recortado, con acabado en negro como los mandos que incorpora y los retrovisores ubicados por debajo de él. Detrás, un guardabarros recortado y muy limpio gracias al uso de luces tipo bala con todo el alumbrado incorporado en ellas.
El motor tampoco incorpora mejoras y sigue siendo el conocido Evolution de 1.200 cc en acabado negro, como marcan los cánones de las motos Dark Custom. Culatas y cilindros en aluminio, inyección electrónica y montaje sobre silent-blocks.
Sigue contando con el equipo de frenos incorporados el año pasado con el Proyecto Rushmore, mucho más potentes tanto a nivel de pinzas como de bombas delantera y trasera, además de ABS de serie. De igual forma, el cuadro de mandos es minimalista pero mediante la pulsación de un motor podemos saber en todo momento en la marcha que circulamos o el régimen de giro al que lo estamos haciendo. Tampoco nos olvidamos del arranque sin llave que permite que nos olvidemos de buscar el clausor y podamos ponernos en marcha casi con sólo pensarlo.
Podemos optar por cuatro colores lisos: Vivid Black, Billet Silver, Velocity Red Sunglo y Olive Gold, así como otras dos en colores especiales Hard Candy Custom que son el Hard Candy Cancun Blue Flake y Hard Candy Gold Flake. La Harley-Davidson Forty-Eight está disponible a partir de 12.650 euros para el acabado Vivid Black, 12.900 euros el resto de colores lisos, y 13.100 euros en el caso de equipar el color especial Hard Candy Custom.