Ya inmersa en una crisis desde hace un par de años, la situación actual de incertidumbre y los cambios sufridos en la directiva de Harley-Davidson están llevando la marca a una situación crítica. Ya no es que necesiten 150 millones de inversión, es que han empezado con los recortes y eso supone que al menos 700 personas relacionadas con la marca se quedarán sin trabajo a lo largo de lo que queda de 2020.
A pesar de que no hace demasiado anunciaron The Rewire, la nueva estrategia de la marca a medio plazo (2021 – 2025), no será hasta finales de este año cuando se haga público que es realmente lo que van a hacer. Y los rumores ya apuntan a que muy probablemente algunos de sus modelos previstos no verán la luz e, incluso, las motos eléctricas podrían tener un final precipitado.

A todo esto se suma que el actual Director Financiero, John Olin, ha renunciado al cargo tras 17 años en Harley-Davidson. El propio CEO de la marca, Jochen Zeith, explicaba en un comunicado que deben avanzar en nuevas direcciones. Estas incluyen un público más joven y de menor poder adquisitivo, aunque es algo que ya intentó en su momento con la gama Street y no es que haya dado sus frutos.
Su futuro más real puede ser la apertura al mercado asiático, con la pequeña Harley-Davidson 350. Hoy en día, para que una marca obtenga viabilidad económica, sus números deben tender a aumentar el volumen de ventas aunque gane menos en cada una de las motocicletas. En estos años KTM ha conseguido disparar sus cifras para llegar a 240.000 unidades anuales en todo el mundo, en parte gracias a las 125/200/390 que vende en Asia. Entre 2012 y 2019, Harley-Davidson ha pasado de vender 160.000 motos al año a 125.000 unidades. No sabemos si con un recableado (Rewire) servirá, y habrá que hacer cambios en hardware más profundos.