Ya lo dice el refranero y es una verdad que vivimos a diario: muchas veces pagan justos por pecadores. Lo que da rabia es cuando los pecadores son pocos, peor hacen mucho ruido… y nunca mejor dicho. El problema de las motos ruidosas ha dejado de ser algo anectdótico y en muchos países van tomando medidas más duras contra ellas: algunas tienen mucho sentido, por ejemplo más controles en la calle o algunas carreteras. Otras, menos porque hacen pagar a justos por pecadores como decíamos: prohibir a las motos circular por ciertos tramos los fines de semana, por ejemplo. Hubo en su día un argumento, todavía vivo en Estados Unidos o Reino Unido, defendiendo que las motos ruidosas «salvan vidas» al avisar a coches que no nos miran… pero ese argumento no se sostiene.
Ahora nos llegan noticias de Bélgica en el mismo sentido. Como en otros casos ha sido a través de las quejas de los vecinos a la policía, lo que ha obligado a las autoridades a intervenir. En Stavelot-Malmedy, localidad vecina del mítico circuito de Spa, había muchos motoristas con comportamiento incívico y escapes ruidosos. La policía ha puesto allí numerosos controles, que además de limitar ese comportamiento aprovechan para comprobar el nivel de ruido de las motos. En algunos casos estas medidas a pie de calle dan resultados injustos (con escape de serie incluso) y luego te toca recurrir y hacer otra medida, algo que pasa en España a veces. Aunque nos repetimos, de nuevo pagan justos por pecadores muchas veces, y a nadie le gusta tener que parar en un control policial sin otro motivo que el ir en una moto. Por eso es bueno anticiparse al problema y no favorecer ni animar a quien monta escapes demasiado ruidosos, o conduce de forma poco sociable…