De principio, el consejo más importante que os podemos decir es que practiquéis en todo momento una conducción lo más defensiva posible. Debemos suponernos siempre y en cualquier caso que los vehículos van a hacer cualquier maniobra impensable porque no nos han visto y, por lo tanto, debemos anticiparnos a ello. Si parece que un coche va a cambiar de carril, lo va a hacer; y si otro parece que se va a saltar un ceda el paso es que se lo va a saltar justo cuando estemos cerca de él.
Con este planteamiento de conducir defensivamente podremos evitar la mayoría de los accidentes por así decirlo, tontos. Y es que la línea que separa un susto de un accidente es muy fina y en casi todos los casos somos nosotros los que la delimitamos con nuestra actitud sobre la moto.
Nuestra actitud a los mandos de un scooter
El scooter en particular y cualquier vehículo de dos ruedas en general se mantienen sobre sus dos ruedas gracias a un equilibrio dinámico en el que intervienen tres fuerzas:
- La fuerza giroscópica, que se genera al girar las ruedas y permite que este se mantenga derecho sin ningún tipo de intervención por nuestra parte.
- La fuerza centrífuga, que es la que nos lanza al exterior en las curvas y que compensamos gracias a la inclinación al tomar la curva y el agarre de las ruedas.
- La fuerza de la gravedad, que es la que nos atrae hacia al suelo.
Si jugamos con estas tres fuerzas y somos capaces de adecuarlas a nuestras necesidades, seremos capaces de conducir un scooter con total de seguridad. De forma breve os podemos decir que la fuerza giroscópica es mayor cuanta más velocidad llevemos y por lo tanto, más estable será la moto en línea recta pero más esfuerzo nos costará hacerla girar.
En el caso de la fuerza centrífuga, ésta será mayor cuanto más rápido queramos tomar una curva y por lo tanto, más tendremos que inclinar para no irnos hacia afuera. El límite al que podemos inclinar quedará determinado por la adherencia de los neumáticos con el asfalto y la altura libre del scooter respecto al suelo.
Si por el contrario inclinamos demasiado pero nuestra velocidad es lenta, no generaremos suficiente fuerza centrífuga y tendremos a caernos hacia el interior. La forma de evitarlo es o bien inclinando menos la moto o en su defecto, jugando con la suma de los pesos de nuestro cuerpo y la motocicleta.
Así podemos pasar una curva a una velocidad determinada inclinando mucho la moto pero manteniendo nuestro cuerpo erguido, o bien inclinando mucho el cuerpo pero siendo la moto la que se mantiene derecha. En ambos casos, la componente resultante sería la misma, permitiéndonos compensar la fuerza centrífuga tal y como comentábamos antes y con ello, tomando correctamente la curva.
Los vehículos de dos ruedas se manejan gracias al contacto del cuerpo en siete puntos concretos: los dos pies, las dos pantorrillas (en caso de tener túnel central o con las rodillas en el depósito), el culo y ambas manos. Conduciremos el scooter gracias a la fuerza que hagamos en los pies y las piernas, que serán las que nos sujeten ya que el manillar lo debemos agarrar con la menor fuerza posible.
En las curvas, relajaremos la pierna que se encuentra en el interior y haremos fuerza con el pie que queda en el exterior, evitando llevar los brazos y manos excesivamente tensionados. Cuanto más relajados estemos sobre el scooter, mucho más cómodos iremos.
Uso correcto de los frenos en el scooter
En el scooter contamos con dos frenos que son accionados mediante las manetas ubicadas en el manillar. La derecha activa el freno delantero mientras que la izquierda ejerce presión sobre el freno trasero. Algunos modelos cuentan con frenada combinada o ABS (enlace a las tecnologías de la moto) y la propia moto se encarga de dosificar la frenada entre la rueda delantera o trasera.
Pero independientemente de si nuestra moto es antigua o moderna, la metodología para frenar es siempre la misma y, en todos los casos será mediante la combinación de ambos frenos en función de las necesidades y del estado del asfalto.
Comenzaremos aminorando la marcha con el freno trasero para luego incorporar progresivamente el delantero. La clave está en la progresividad ya que si frenamos de forma repentina y brusca, no habremos dado el tiempo suficiente a que el peso recaiga sobre las ruedas y podremos provocar un bloqueo de la rueda.
Una vez que hemos integrado a la frenada el freno delantero, debemos liberar presión en el trasero en la medida necesaria para evitar que se bloquee ya que la moto desplazará su peso hacia adelante mientras que la parte trasera quedará descargada, siendo mucho más propensa a derrapar.
Lo mejor que podemos hacer es irnos a un aparcamiento desierto y comprobar cómo se comporta nuestro scooter cuando llegamos a las proximidades del bloqueo tanto delante como detrás. Lo podremos hacer a relativamente poca velocidad y así aprenderemos a sentir el efecto de los frenos y su tacto cuando circulemos normalmente.
Conducción en lluvia
Aunque en muchas de nuestras ciudades se disfruta de un clima que permite usar la moto casi todo el año, en ocasiones nos veremos obligados a circular con lluvia o con el pavimento mojado. Debemos ser muy precavidos y hacer todo con mucha suavidad.
Aceleraremos progresivamente al igual que aplicaremos los frenos con más suavidad y aumentaremos la distancia de seguridad para los casos en los que necesitemos frenar por una emergencia. Además, evitaremos pisar las marcas viales u otros objetos que haya en el asfalto como alcantarillas, rejas o similares. Son extremadamente deslizantes y podremos sufrir una caída repentina debido al brusco cambio de adherencia. Es muy importante también que inclinemos menos que como lo haríamos en seco.
La iluminación en casos de lluvia o poca visibilidad cobra especial importancia. Comprobar que funcionan correctamente las luces delanteras, trasera e intermitentes y que sus ópticas están limpias. De igual forma, usemos en el casco una pantalla transparente y si puede ser con sistema anticondensación, mucho mejor para evitar que se nos empañe. No está de más llevar un traje de agua o similar debajo del asiento para evitar mojarnos ya que es muy incómodo conducir con la ropa completamente mojada.
La importancia de ser vistos
En moto es muy importante que el resto de los conductores se percaten de nuestra presencia. En el anterior apartado hablábamos de que con lluvia es importante que todas nuestras luces funcionen correctamente pero con días secos también para que podamos ser vistos.
Una parte muy importante es que seamos capaces de establecer una comunicación visual con los conductores del resto de vehículos y así nos aseguremos que saben que estamos ahí. No nos colocaremos nunca en los ángulos muertos de los coches, es decir, tras una de sus dos luces traseras. O bien nos centraremos para que nos vean por el espejo central o bien de tal forma que nos vean por los retrovisores laterales.
En los carriles realizaremos una conducción dinámica, moviéndonos dentro de sus límites pero sin rebasarlos. En caso de tener que cambiar de carril, señalizaremos correctamente la maniobra y nos aseguraremos que no hay otro vehículo paralelo a nosotros ya sea mediante el retrovisor o girando nuestra cabeza.
De igual forma, cuando estamos circulando tenemos que evitar quedar ocultos para el resto del tráfico. Os ponemos un sencillo ejemplo y es que si circulamos pegados a la derecha, un conductor que se incorpore desde una calle perpendicular puede que no nos vea hasta que haya sacado excesivamente el morro ya que estaremos tapados por los vehículos aparcados. Si por el contrario circulamos pegados a la línea izquierda del carril, seremos visto mucho antes y lo que es más importante, nosotros también veremos al vehículo y podremos aplicar maniobras defensivas. O por ejemplo un peatón que irrumpe en la calzada por un lugar inapropiado.
Cuando nos detengamos en un semáforo no lo haremos en el centro del carril ya que además de ser donde más suciedad y pérdidas de fluidos de los coches se acumula, en caso de que un conductor no frene a tiempo no tendrá capacidad para esquivarnos. Lo mejor es que nos coloquemos preferiblemente a la derecha del carril e incluso que observemos el tráfico que llega por detrás para, en caso de no detenerse, poder dar un acelerón y ganar unos metros que pueden ser cruciales para evitar el accidente.