Es una idea de la que tuvimos noticia hace algo más de un año y que parece como se definirá el futuro de las motos eléctricas japonesas, por lo menos de los modelos más ciudadanos (scooter). Ahora mismo las que mejor mercado tienen son las que disponen de baterías extraíbles, como la Silence S02 que domina nuestro mercado aunque sea sobre todo por las ventas a empresas de alquiler o «sharing». Poder sacar la batería tiene dos ventajas: por un lado, la empresa de alquiler solo necesita una flota de «cambiadores de baterías» para tener en la calle las motos cargadas. Por otro, un usuario particular puede decidir si la carga enchufándola en un garaje o punto de carga, o si saca la batería y la carga en su casa o la oficina (y de paso sabe que no le robarán una moto sin batería). El Honda PCX eléctrico que se presentó como prototipo y cuyas fotos usamos en este artículo es una buena muestra de cómo podrían ser estos modelos…
Queda claro pues que ése es el camino por lo menos para scooter y motos ligeras, ya que las motos eléctricas más potentes condicionan mucho más la estructura completa al tamaño de las baterías (mayores). Por eso los cuatro fabricantes japoneses (Honda, Kawasaki, Suzuki, Yamaha) han llegado a un acuerdo para usar el mismo estándar de baterías: eso no sólo facilitará sus desarrollos, y poder fabricar en conjunto en alguna fábrica con proveedores unificados. El siguiente paso podría ser que los usuarios puedan cambiar de batería en algún centro de servicio, o en «electrolineras», si ese día están haciendo más kilómetros de lo habitual. Sería hasta más rápido que echar gasolina…
El sistema común todavía no tiene nombre, quizás «HKSY» por sus siglas, incluirá un estándar de voltaje y capacidad para cada paquete de baterías, igual que nos hemos acostumbrado a las «pilas» de los aparatos de casa. Pero ya tienen presente el tema de los puntos en los que cambiar tu módulo descargado por otro cargado, un sistema que KYMCO ya adelantó con su Ionex a nivel comercial o para administraciones.