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Cómo colocar correctamente los mandos y palancas de una moto

Fotos: Archivo SMN
Adaptar la colocación de los diversos mandos de nuestra moto al tamaño y posición de nuestras extremidades contribuye a reducir el tiempo que tardamos en actuar sobre ellos y a aumentar nuestro confort al conducir.

En el artículo La postura correcta sobre la moto, comenzábamos hablando de cómo cada estilo de motocicleta lleva implícita una determinada posición de conducción, dada por el triángulo que forman los estribos, el manillar y el asiento. Así, al ponerte a los mandos de una moto, es tu cuerpo el que en cierto modo debe adaptarse a la morfología de la moto. Sin embargo, también hablábamos de la posibilidad que ofrecen todas las motos (en mayor o menor medida) de adecuar a nuestros gustos la posición de sus manetas, estribos y palancas, del manillar, e incluso del asiento. Una moto se diseña teniendo en cuenta la talla media de la población, que puede ser muy dispar como todos bien sabemos, sobre todo cuando el modelo en cuestión va destinado a mercados con poblaciones morfológicamente muy distintas. Es por tanto un compromiso y en todo compromiso hay aspectos mejorables.

No sólo tú te debes adaptar al estilo y posición que dicta tu moto, ella también está dispuesta a amoldarse a tu talla y necesidades y esto es algo que debes aprovechar

De partida, estarás conmigo en que no es lo mismo una maxitrail alemana, que un compacto scooter japonés. En ambos casos nos encontramos con dimensiones externas que incluso pueden llegar, en situaciones extremas, a impedirnos montar en una u otro si nuestra talla es excesivamente pequeña o grande, respectivamente. Sin embargo, los fabricantes también se preocupan por ofrecer, en la medida de sus posibilidades, algunas soluciones ergonómicas y ajustes de sus mandos, destinados a paliar en cierto modo esos desajustes de partida. No todos los modelos ofrecen la total regulación de la altura del asiento, ni en todas las motos puedes actuar sobre el anclaje del manillar para acercarlo, alejarlo, subirlo o bajarlo con el fin de que te quede en una posición óptima o, como mínimo, lo menos forzada posible. Frente a esa minoría de motos que permiten actuar sobre todos esos parámetros, la gran mayoría de modelos sí que te dejan modificar la posición al menos de las palancas de freno trasero y cambio, así como de una o de las dos manetas. Veamos algunos consejos para ajustar nuestra moto a nuestras necesidades.

Altura del asiento

La altura del asiento respecto al suelo es uno de los parámetros en los que nuestra talla puede hacernos muy incómodo o directamente imposible pensar en un determinado modelo como nuestra futura moto. Si la longitud de tus piernas impiden que llegues bien al suelo al menos con un pie sin tener que inclinar la moto cada vez que te detengas, se hace complicado, desaconsejable y hasta arriesgado circular con ella por la posibilidad de que nos caigamos en parado y el peso de la moto nos lesione. Menos peligroso, pero igualmente incómodo es el caso contrario. Si la moto que elegimos es demasiado compacta o pequeña para nuestra complexión física, se nos hará incómodo adaptarnos a ella y su uso prolongado nos provocará incluso dolores en las rodillas si nos obliga a conducir con las piernas excesivamente flexionadas.

Es desaconsejable e incluso peligroso elegir una moto en la que en parado no llegas bien al suelo. El caso contrario no implica riesgo, pero puede resultar incómodo

Es por esto que algunas (pocas en porcentaje, a decir verdad) permiten bien modificar la altura del asiento del piloto, o bien elegir dentro del catálogo de accesorios originales asientos de mayor o menor altura respecto al estándar. Si aún así, estás empeñado en un modelo en concreto que no se ajusta a tu altura y no ofrece las posibilidades anteriormente descritas, hay otros caminos como recurrir a marcas especializadas en la fabricación de asientos o al retapizado del asiento de serie. Actualmente, con el auge de la customización y transformación de motos, hay cada vez más especialistas en esta materia que pueden modificar el asiento original según tus necesidades. Incluso, si realmente lo que quieres modificar no es su altura sino la dureza del espumado porque en largas jornadas de conducción tu trasero se resiente, o su forma, para hacerlo más estrecho o ancho, también te ofrecerán una solución.

Manillar

En motos con semimanillares (deportivas y sport-turismo), es decir con manillar dividido en dos piezas separadas, regular la altura y proximidad del manillar respecto al conductor es algo más complicado con el material de serie. Existen semimanillares de la industria auxiliar diseñados para permitir modificar su altura, y ángulo de apertura (acercar o alejar sus puntas hacia ti). Aunque no sea mucho, debido a que piezas como el carenado o la cúpula pueden interferir e impedir colocarlos muy altos o muy abiertos (que suele ser lo que buscamos en estas motos para ir más cómodos en carretera) podemos comprobar que leves cambios de posición, de escasos milímetros o grados de apertura, pueden suponer un antes y un después en lo que a confort se refiere.

En motos con un manillar de una pieza, como el de las bicis, hay más posibilidades de actuar. En ocasiones, las fijaciones o torretas, sobre las que se ancla el manillar a la tija (la placa que alberga el eje de la dirección) pueden ser colocadas en varias posturas que acercan o alejan el manillar respecto a ti. Si no es así, casi con seguridad, algún otro fabricante de accesorios tendrá en su catálogo torretas con distintas medidas para tu moto.

Podemos actuar sobre la altura, proximidad e incluso la anchura del manillar para que brazos y tronco adopten la posición correcta

En este sentido, también es posible modificar la altura, insertando entre las torretas y la tija pequeños suplementos de diversas medidas que, bien reduciéndolas o bien aumentándolas, colocan el manillar más bajo o más alto. Con estas modificaciones, conseguimos afinar en la búsqueda de una posición de nuestro tronco que no sea ni muy echados sobre el tren delantero, lo que se traduce en cansancio, ni extremadamente erguidos, lo que nos expone al azote del viento.

Un último caso es que nos resulte muy ancho y nos obligue a conducir con los brazos excesivamente abiertos y esto nos dificulte las maniobras a baja velocidad en las que utilizamos mayores giros de manillar. En ese caso, podemos pensar en reducir su anchura levemente, siempre y cuando al cortar sus extremos (centímetro, centímetro y pico, dos a lo sumo por cada lado; si es más piensa mejor en buscar uno compatible pero más estrecho de algún fabricante especializado) nos quepan de nuevo todos los mandos (acelerador, piñas, soporte de manetas y de retrovisores si éstos van anclados directamente al manillar) en el espacio que nos queda desde su curvatura central hasta la punta.

Proximidad de las manetas

Afortunadamente, el montaje de manetas en las que puedes elegir la distancia de éstas respecto al manillar se ha generalizado. La práctica totalidad, salvo modelos muy básicos y de precio ajustado, salen de serie con maneta de freno que, mediante una ruleta numerada o un sistema similar, te dejan adaptar la distancia a la longitud de tus dedos. En el caso del embrague, no es tan universal esta opción. Sólo si el mando que acciona el embrague de tu moto es hidráulico (no por cable) te permitirá (y no siempre) ese ajuste.

¿Y por qué no son regulables todas las manetas, te preguntarás? Pues por ajustar costes. Fabricar una maneta regulable es más caro que hacer una más simple y puestos a elegir, es preferible poner una regulable en el freno ya que éste es un elemento de seguridad básico. La diferencia entre tenerlo a mano o que te quede a trasmano y “tener que ir a buscarlo” ante una frenada de emergencia puede significar salvarte o no de un accidente.

Si eres escrupuloso en este aspecto de tener las manetas en su lugar óptimo para tus dedos, existen multitud de fabricantes que las ofrecen en su catálogo. Algunas de ellas tienen tal cantidad de posibilidades de regulación que te sorprenderán.

Inclinación de las manetas

Un aspecto que suele pasar desapercibido para muchos conductores de moto es que podemos actuar sobre la inclinación de los mandos de embrague y freno (salvo en casi todos los scooter, por ejemplo, debido a que van cubiertos). Basta con aflojar y volver a apretar dos tornillos, los de la pieza que abraza dichos mandos al manillar. Es algo que crosseros y aficionados a las bicis de montaña y descenso, tendrán más por la mano.

Este tipo disciplinas requieren una actuación constante sobre dichas manetas, mientras sus brazos están sometidos a intensos esfuerzos (contramanillares radicales para compensar derrapes traseros, sacudidas de la dirección, tremendos baches a velocidades considerables…) por lo que si no alinean las manetas siguiendo la prolongación de la línea de sus brazos, sus antebrazos, muñecas y manos no aguantan ni unos minutos.

Una inclinación errónea puede llevarnos a forzar muñecas, dedos y antebrazos, con la consiguiente fatiga y posibilidad de lesión

Incluso, esa inclinación óptima de las manetas varía en función de si pilotan más tiempo de pie o sentados, pues la línea que describen sus brazos será distinta en ambos casos. Salvando las distancias, pues en una moto de carretera la intensidad del trabajo de manos y brazos es menor, una incorrecta inclinación del freno delantero y del embrague pueden hacer que tus brazos se fatiguen, que los tendones y músculos de tus antebrazos trabajen con dificultad y que tus muñecas se carguen.

Siéntate en tu moto, agarra el manillar y adopta la posición correcta para conducir poniendo la moto sobre el caballete central o ayudándote de alguien que sujete la moto recta. Ahora estira los dedos hasta que sean una prolongación de la línea que tu antebrazo. Tus manetas deben ir más o menos ahí. Si están demasiado bajas o altas, su accionamiento te obligarán a forzar las muñecas en su búsqueda, y eso cansa, puede llegar a lesionar y además hace que tardes más en actuar sobre ellas, lo cual puede ser peligroso como ya hemos dicho.

Estribos y estriberas

Llamamos estribo al posapié, es decir, a la pieza sobre la que descansan tus extremidades inferiores, y estriberas a las piezas sobre las que estos estribos se anclan. En una moto de competición de velocidad, estas últimas permiten colocar los estribos en una gran variedad de posiciones para adecuarse lo máximo a las dimensiones, preferencias y estilo del piloto.

Ciertamente, este tipo de ajuste se limita casi exclusivamente a las motos deportivas, y se hace necesario o bastante recomendable sobre todo cuando nos disponemos a rodar con ellas en circuito. Sin embargo, algunos modelos muy alejados de las deportivas ofrecen esta regulación, como es el caso de la Kawasaki Vulcan S. Con ello, podremos modificar el ángulo de flexión de nuestras rodillas, un aspecto que puede ser la clave entre viajar cómodamente o no.

Palancas de freno y cambio

De la misma forma que hablábamos de adecuar la posición de reposo de las manetas para tenerlas más “a mano”, las palancas de cambio y del freno trasero también son susceptibles de dicho reglaje.

En el caso de la del cambio, si la palanca va anclada directamente al eje que sale del motor, podemos jugar con su altura. El eje sobre el que se fija es estriado, así que soltando el tornillo que la abraza de forma sólida podemos sacarla y volver a meterla un diente o varios hacia uno u otro lado. En el sentido de las agujas del reloj la subes y en el contrario, la situas más abajo. La otra posibilidad es que la palanca tenga intercalada una varilla que va desde la misma hasta dicho eje del cambio situado en el motor. En ese caso dicha varilla o reenvío dispone de unas tuercas mediante las cuales varías la inclinación de la palanca.

Se trata de que no necesites levantar los pies de los estribos para accionar el cambio y el freno trasero

¿Cuál es la posición correcta? Depende de tus dimensiones, del tipo de moto y de la postura que ésta requiera para su manejo. Una vez más súbete a la moto en posición de conducción y determina dónde la encuentras más “a mano” tanto para subir como para bajar marchas sin tener que modificar mucho la postura de tu pie sobre el estribo.

Por su parte, la palanca de freno dispondrá casi indefectiblemente de una regulación de su posición de reposo mediante un tornillo que hace tope sobre la estribera y una tuerca que fija dicho tornillo una vez seleccionada una posición, o un tope por excéntrica (una pieza circular con su tornillo de anclaje desfasado respecto al centro de la misma: aflojas el tornillo y al girar la excéntrica varías la posición de la palanca). Ponte en posición “de faena” y modifica su altura de manera que puedas actuar sobre el pedal de forma rápida y cómoda, sin tener que levantar el pie del estribo para pisarlo. Acostúmbrate a llevarlo próximo a tu puntera, pero sin llegar a presionarlo mientras no es necesario pues provocarás una avería en el freno por sobrecalentamiento.

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