Cuando te sacaste el carnet de coche, en la autoescuela seguro que tu instructor dedicó parte de la primera clase práctica a mostrarte cómo debes sentarte al volante. Ángulo correcto del respaldo, posición de las manos sobre el volante simulando las manillas del reloj marcando las tres menos diez, distancia entre tu torso y el volante… una serie de pautas, en suma, que valen para cualquier coche. Al fin y al cabo la posición de conducción no varía de forma notable entre los distintos estilos de coche. Sin embargo, en moto esto es otro cantar. En el mercado hay una gran variedad de tipos o estilos de moto que dan como resultado posturas a los mandos algo distintas. El triángulo que forman asiento, manillar y estribos es muy diferente en una cruiser o custom, de asiento muy bajo, estribos adelantados y manillar alto y ancho, respecto al de una deportiva que lleva el asiento más alto, los manillares bajos y los estribos altos y retrasados para no rozar al inclinar en las curvas.
En un coche, la posición de conducción no varia tanto en función del estilo del coche, pero esto es algo que sí ocurre en las motos
Aun así, queremos hacerte una serie de recomendaciones que pueden serte útiles para solucionar algunos errores comunes que vemos en la vida real en pilotos noveles, y no tan noveles. La conducción en moto no deja de ser un hábito, una repetición de acciones que con el tiempo acaban por realizarse de forma automática, sin pensar. Si interiorizas estas pautas mínimas y automatizas una serie de acciones que te vamos a proponer, harás de tu conducción en moto una actividad más placentera y segura. Al principio, algunas puede que te cuesten trabajo recordar, pero verás que con el tiempo irás haciendo tuyas esas “rutinas” y te saldrán de forma inconsciente. Estos consejos, van de la mano de otras recomendaciones que tienen que ver con la adaptación inversa. Es decir, aquí vamos a hablar de la adecuación de tu cuerpo a la moto, pero no es menos importante que ya haya habido antes una adaptación de la moto a ti, por mínima que esta sea. Estamos hablando de colocar manillar, maneras y palancas (en algunos casos nuestra moto también permite jugar con la altura del asiento) a tu morfología, pero eso ya te lo contamos en este otro artículo.
Relajado y sin tensión
Es fácil darse cuenta de que un conductor es novel por la tensión que transmite su postura al manillar. Brazos rígidos, cuello retraído, casco soldado a los hombros y cierto nerviosismo en sus movimientos, fruto de que éste nota que aún no tiene todo absolutamente bajo control, son síntomas inequívocos. Se le amontona el trabajo. Es cierto que conducir una moto de marchas si eres novato supone “orquestar” una serie de movimientos combinados que al principio requieren tener que pensarlos. Eso reduce nuestra atención sobre el resto del entorno, así que un primer paso es tratar de automatizarlos lo antes posible para aprovechar ese extra de atención que ya no necesitamos (nos sale solo) para centrarnos en otros aspectos. ¡Súbete a la moto a disfrutar! Trata de sacudirte la tensión de encima y de vez en cuando haz una auto revisión mental de tu propia postura. Si notas tensión en los brazos, hombros, cuello… es que hay algo que falla. Sé consciente y modifícalo.
Conduce con las piernas
Tendemos a pensar que, por el hecho de que el mecanismo de dirección de la moto es un manillar, ésta se conduce con las manos. Eso no es del todo cierto. Un coche sí se dirige con las manos porque si no actúas sobre el volante, el coche no cambia su dirección… o no debiera. Sin embargo, puedes hacer girar una moto sin que tus manos toquen siquiera el manillar simplemente cambiando cantidad de peso que aplicas sobre uno u otro estribo, lo que te lleva a inclinar, que es la base del giro en una moto. Agarra el manillar sin aferrarte a él, notando cómo éste en realidad simplemente se adecua a lo que manda el conjunto de nuestro cuerpo: cadera, hombros, muslos… Una vez más, fuera tensión y que las articulaciones de tu cuerpo sean eso, articulaciones.
Desbloquea los brazos
Recuerdo de pequeño ver a muchos motoristas circulando sobre BMW K75 (manillar plano y bastante estrecho) cuyos brazos iban totalmente bloqueados, es decir, sin ningún tipo de flexibilidad, como si carecieran de la articulación del codo. Error. Llevar los brazos rígidos carga todo tu peso sobre los hombros y las muñecas cuando de lo que se trata es de repartir ese peso entre los tres puntos de unión a la moto: culo, pies y brazos.
Unos brazos rígidos transmiten su tensión al resto del cuerpo. Llévalos semiflexionados para acompañar y compensar lo que la moto hace
Si levas los brazos semiflexionados podrás además acompañar, o compensar más bien, el movimiento de compresión y extensión de la suspensión delantera, aislándolo para que éste no llegue a tu tronco. Con los brazos rígidos no filtrarás esos movimientos, y en baches pronunciados notarás que muñecas, hombros y codos se estremecen y reciben parte del impacto. Eso cansa y hasta lesiona. Además, esa rigidez se transmitirá de forma inconsciente al resto de tu cuerpo. De vez en cuando, y sin soltar el manillar y agarrándolo suavemente, mueve codos y hombros para asegurarte de que no los mantienes rígidos.
Erguido pero no tieso
En la medida de lo posible (en una deportiva radical es algo más complicado) trata de adoptar una postura erguida, pero cuidado, no confundas erguido con ir más tieso que una vela. De lo que se trata es de que tu posición incorporada te ayude a tener una visión lo más lejana posible para anticiparte a lo que sucede delante de ti y tener un mayor margen de reaccionar. ¿Cómo de erguido? Pues lo que te permita tu moto. Una trail favorece esta postura más que una deportiva. Precisamente, en este tipo de moto sport, al llevar los manillares bajos, te puede incitar a buscar esa mejor visión frontal elevándote mediante el bloqueo de los brazos que antes comentábamos. Eso provoca una reacción en cadena: bloqueas los brazos y esto provoca que tu espalda, en lugar de adoptar una mínima curvatura hacia adelante, quede recta e incluso curvada hacia atrás. Fíjate y verás a motoristas sobre deportivas que van así y su espalda termina en un culo respingón. Esto hace que tus riñones tengan que absorber golpes cuando cojas baches con la rueda trasera, pues en esa postura la columna en lugar de trabajar como la cadena articulada que es, funcionará como eso, una columna y hasta las del Partenón griego acaban deteriorándose.
Cabeza y cuello
Circular con la espalda tiesa conlleva otro inconveniente, y es que tu cuello también sufre las consecuencias. Si arqueas mínimamente hacia adelante tu espalda mientras, como ya hemos dicho, mantienes algo flexionados los brazos, estas dos acciones facilitarán que tu cabeza y tu cuello casi automáticamente vayan a su posición correcta. Barbilla ni alta ni pegada al pecho. Si alzas en exceso el mentón, el aire maximizará esta tendencia y creará mucha tensión en tus cervicales. A los pocos kilómetros estarás dolorido. Si por el contrario, pegas mucho la barbilla al pecho estarás perdiendo visión frontal y ya hemos quedado en que eso nunca es buen negocio.
Pies “colganderos”
Otro defecto típico de novato que si no corriges puede convertirse en un hábito que puede llegar a ser peligroso es éste y suele estar provocado por estar sentado demasiado pegado al depósito. Los pies en ese caso te quedan atrasados y tiendes a bajar las punteras. Conducir siempre con el tacón de las botas haciendo tope en el estribo y las punteras apuntando hacia el suelo no es nada recomendable. Acostúmbrate a que tus pies no cuelguen hacia abajo por debajo de los estribos. Si no lo haces, conforme tu seguridad y confianza con la moto y los neumáticos aumenten, irás inclinando más y más en las curvas y llegará el día en el que te pegues el susto pues, sin darte cuenta y en plena tumbada, tu puntera tocará de forma peligrosa en el asfalto.
Conducir con las punteras de los pies hacia abajo es peligroso, acostúmbrate a llevarlos encima y a recolocarlos según la circunstancia
Fíjate en las carreras de velocidad cómo los pies de los pilotos no van “soldados” a los estribos, sino en continuo movimiento. Van retrasados en las rectas, con la zona posterior a los dedos sobre todo el estribo. Y, cuando llegan a una curva, colocan el pie del interior sobre la punta del estribo, una vez que ya han terminado de usar el freno trasero o el cambio para reducir, lógicamente. En tu caso, en carretera, copia su postura en las rectas para adoptarla como posición “de reposo”, que en tu caso puede ser con los pies algo más adelantados o retrasados, pero nunca “colganderos”. Y cuando llegues a una curva, “esconde” el pie del interior recorriéndolo hacia atrás y buscando que la zona de los dedos quede sobre la punta del estribo. Al mismo tiempo, con el pie contrario, con el exterior, apoya la zona del puente sobre el posapié. Volviendo a los pilotos, verás que ellos utilizan ese pie exterior para presionar el estribo buscando “apretar” el neumático contra el suelo para aumentar la tracción. Eso es ya de “un curso superior” al que nos ocupa. Basta con que practiques la postura de reposo y la “coreografía” para afrontar curvas: pie interior escondido, exterior algo retrasado y vuelta a la posición neutra una vez hayas salido de la curva.
Aceleración y frenada en recta
Al principio de empezar a montar en moto, si eres una persona precavida, aceleras y frenas suavemente, pero incluso así rápidamente te das cuenta de que ambos procesos influyen sobre el equilibrio o balance de la moto. Estas acciones de acelerar o frenar desplazan parte de tu peso y del de la moto hacia atrás y hacia delante, respectivamente. Lo óptimo es contrarrestar esa tendencia de forma activa. Es decir, utilizar el peso de nuestro cuerpo en nuestro beneficio y no al contrario.
Anticípate a las fuerzas que se generan al frenar y acelerar y compénsalas con tu cuerpo para minimizar el traspaso de peso adelante y atrás
Si vas totalmente rígido, serás un lastre que oscile al antojo de las fuerzas que se generan al frenar o acelerar haciendo todo lo contrario a lo que se debe hacer: cargarás aún más peso sobre el neumático delantero frenando, y te irás hacia atrás al acelerar. Pero si vas suelto, puedes anticiparte al momento en que esas fuerzas se generan (al fin y al cabo eres tú el que acelera o frena) y preparar tu cuerpo para compensarlas. Así, al acelerar, justo antes de hacerlo inclínate un poco hacia adelante y aprieta las rodillas y muslos contra el depósito para que no se lleven todo el trabajo tus brazos. Y al frenar, descarga peso de delante estirando (que no bloqueando en su posición de máxima extensión) los brazos y retrasa un poco el culo (unos pocos centímetros es suficiente) volviéndote a ayudar de la fuerza de tus piernas (somos bípedos, y por tanto tenemos las piernas más fuertes que los brazos) para apretar las rodillas de nuevo, esta vez con el fin de no irnos hacia adelante.
Descolgarse o no
A priori, en carretera y con un nivel de conducción nivel novato o poco experto, lo más recomendable es no descolgarse apenas, siguiendo la postura “tradicional” de adoptar con el cuerpo la misma inclinación que la moto. Un conductor con mayor experiencia y pericia puede utilizar ese gesto de descolgarse para ayudar a la moto a describir la curva. Además, llevando gran parte de su peso hacia el interior de la curva incluso puede lograr trazarla más rápido que con la postura tradicional teniendo que inclinar menos. Pero eso es algo que llega con el tiempo y que es mejor explorar en un curso de conducción en pista. Aunque no tengas una deportiva, te lo aconsejo. Saldrás de tu experiencia en circuito conociéndote mejor a ti mismo y a tu moto.