Está claro que, con el paso de los años, nuestra manera de entender el motociclismo ha cambiado y, si antiguamente la moto era una mera herramienta de desplazamiento mucho más económica que el coche, actualmente el aspecto lúdico y práctico cobran más importancia. Mucha gente piensa que viajar en moto es incompatible con llevar equipaje. Está claro que, acostumbrados a la capacidad de carga de un coche, no es comparable pero sí podemos transportar lo que necesitamos si empleamos los elementos necesarios. En este sentido, independientemente de nuestro modelo de moto, debemos recurrir a un fabricante de prestigio internacional para ir sobre seguro. Un buen ejemplo podría ser GIVI, toda una referencia en equipaje motorista desde hace cuatro décadas.
Dejando de lado las maletas laterales o las bolsas sobredepósito, ahora nos centramos en el top case (coloquialmente, baúl o cofre trasero), un accesorio que ofrece muchas ventajas. Para empezar, son menos aparatosos que las primeras y muy prácticos para nuestros habituales objetos del día a día. Otra de sus ventajas es que no aumentamos la anchura de nuestra moto por lo que podemos seguir haciendo de la agilidad entre el tráfico una de nuestras mejores armas. Por último, también son más ligeros que una maleta además de más aerodinámicos, dos puntos a favor que se agradecen a largo plazo.
Así, el universo de los top case de moto puede aglutinarse en tres grandes grupos: aventura, carretera y ciudad. El primero es ideal para motos trail o con marcado espíritu off road, el segundo es más genérico y concebido para un amplio espectro de motos de carretera (sport-touring, naked, etc) mientras que el último encaja perfectamente con los scooters por su compacidad.
El top case aventurero prioriza la capacidad de carga (la mayor posible) sobre el diseño (más plano, tipo caja), con materiales más resistentes por lo general (aluminio en vez de plástico) y mecanismos de cierre más robustos. Como en el resto de tipologías, suelen oscilar entre 30 y 60 l. de capacidad. El objetivo es que duren en uso continuado y soportar adecuadamente las inclemencias meteorológicas. También es habitual que tengan varios puntos de anclaje para enganchar una redecilla o insertar una parrilla portabultos, ampliando su capacidad de carga vertical todavía más.
El top case de carretera es más aerodinámico, cuenta con un diseño más moderno (redondeado y con toque futurista), dispone de catadióptricos y es más accesible que los primeros. Pueden agarrarse fácilmente con una mano gracias a su asa retráctil, simplificando así su transporte al lugar de carga/descarga y suelen contar con una capacidad entre 40-56 l. El material de fabricación habitual es plástico, aunque también pueden tener pequeñas inserciones en aluminio, los mejores pueden acoplar parrilla portabultos y respaldo acolchado para el pasajero, y también puede agruparse el contenido en una bolsa interior (opcional) para que no vaya todo suelto. Para no dañar los objetos, un buen detalle es vestir el top case con una alfombrilla de gomaespuma a modo de alfombra.
Por último, el top case urbano suele ser más sencillo, recogido, de formas más redondeadas, compacto e ideal para guardar un casco si no lo estamos utilizando, por ejemplo. Su capacidad oscila entre 14 y 40 l. y también se realizan en material plástico. Es habitual poder intercambiar las tapas superiores según el color de nuestro scooter y también es posible que el fabricante ofrezca mandos de apertura a distancia.
Así, ante estas múltiples opciones ya no tienes excusa para coger la moto todos los días del año y a cualquier hora. Aparca el coche y ¡siéntete libre!
