Domingo, 20 de junio de 1999, la sexta carrera del Mundial de Motociclismo en la categoría de 500 está a punto de arrancar bajo el calor sofocante del sol de medio día. El asfalto tiene una temperatura que lo convierte en muy delicado y el holandés Jurgen vd Goorbergh, con la Muz Weber parte desde la “pole position”.
El semáforo rojo se apagó, para dar paso al verde y los pilotos, divididos en filas de 4, fueron directos a toda velocidad a encarar el final de recta, ese que solamente un año antes había acabado con las aspiraciones de Álex Crivillé de anotarse el título. Pero esta vez era diferente, “Crivi” salió bien y se colocó tras Max Biaggi, Nórick Abe y Álex Barros, dejando que pasaran las primeras vueltas.
Poco después Barros acababa su participación tras irse al suelo, algo que después le pasó también a Biaggi y al añorado Norick Abe, que había llegado al grupo de cabeza. En ese momento Tady Okada ya había contactado con el grupo en el que rodaban “Crivi” y Sete y solamente unas vueltas más tarde el japonés cogía el mando de la carrera para intentar una escapada.
Okada, compañero de equipo de Crivillé y Gibernau, consiguió abrir hueco, aprovechando que Sete estaba ocupando la segunda posición. Pero cuando quedaban poco más de cinco vueltas para el final, Álex decidió adelantar a Gibernau y comenzar el intento de alcanzar a “Tady”, que contaba con una cómoda ventaja.
Las diferencias fueron desapareciendo, hasta llegar a la última vuelta con una ventaja a favor del japonés de 6 décimas de segundo, demasiado para que Crivillé consiguiera llegar a él y, al menos, intentar superarlo. Pero el “noi de Seva” lejos de rendirse siguió apretando los dientes, hasta llegar a la apurada de frenada del estadio relativamente cerca de Okada. El español no se lo pensó y frenó tarde, muy tarde, superando a “Tady” e intentando aguantar su ritmo en el resto de la pista.
Tras la carrera el público saltó las vallas e invadió la pista para celebrar aquella victoria épica. La NSR 500 de Crivillé llegó con la cúpula partida al box, pero eso es otra historia…