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MotoGP Brno 2013: cuando Crivillé ganó por 2 milésimas

Fotos: SMN
Domingo 18 de agosto de 1996. El pique entre Doohan y Crivillé estaba en pleno apogeo y el australiano no se podía imaginar lo que depararía la foto-finish del GP checo. Su compañero de equipo firmó una de las mejores carreras de la historia.

Álex Crivillé es, y será, el único piloto español ganador de un mundial de velocidad de 500 cc (1999). A lo largo de sus 14 temporadas mundialistas (en la categoría reina desde 1992 a 2001) acumuló 20 victorias (15 en 500), pero una de ellas todavía permanece en la memoria de todos los que la presenciamos por la tele.

El GP de la República Checa de 1996 fue su tercera victoria en 500, tras las de Holanda ’92, Cataluña ’95 y Austria ’96. Jerez ’96 también debía haber sido suya, pero la caída en la última curva con invasión de pista incluida cuando iba primero también está en los anales de la historia del motociclismo deportivo.

Según Crivillé: «Cuando entré en HRC no había más que atención para Doohan, luego estaban todos los demás. Su moto era completamente oficial y me enteré tiempo después que la mía no era precisamente la misma. En el equipo de 1994 él me veía como uno más, pero en absoluto como un candidato al título. Las cosas empezaron a ser distintas en la pretemporada de 1996».

«En la última vuelta Doohan sabía que yo frenaba muy bien en la bajada, pero entonces apuró más su frenada, yo también frené fuerte, me fui largo y él recuperó la primera posición. Pero yo ya estaba encendido y él no se esperaba que pudiera volver a pasarle. Al llegar a las dos últimas curvas, descubrí su estrategia de forma muy clara. Antes de hacer el cambio de dirección para entrar en la última curva hizo rápido el primer viraje, pero en el momento de mover la moto de un lado a otro estaba yendo deliberadamente mucho más despacio para acelerar a fondo inmediatamente después. Lo hacía porque pensaba que yo estaba justo tras de su rueda, pero mi trayectoria era algo distinta, mi paso por curva fue un poco más rápido que el suyo y me permitió ponerme paralelo al entrar en la recta final con la meta muy cerca, lo suficiente para que consiguiera ganarle por solo dos milésimas de segundo. Si hubiera dejado de acelerar durante un solo instante, no habría podido ganarle. Simplemente pude variar mi trayectoria de forma instintiva antes de encontrarme con su rueda trasera. Creo que no le dolió solo por la victoria, sino también porque quedó claro que su estrategia no había funcionado».

«Vernos rueda con rueda y que al final le ganase, es algo que no digirió demasiado bien. Yo no celebré la victoria porque no estaba seguro de haber ganado, pero llegué al box y ya habían pedido una foto finish porque en su equipo no se creían que hubiera ganado yo. Si cruzas la meta de Brno a 250 km/h y ganas por dos milésimas no estás seguro de nada. Pero cuando vi que en la foto le sacaba justamente el perfil del neumático pensé “Joder, cómo se va a poner Mick”. Se la di y, según me dijeron, la tiró al suelo».

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