Nadie con dos dedos de frente dudaría que Max Biaggi es uno de los mayores talentos sobre dos ruedas que dio la última década del siglo XX. A pesar de llegar tarde a las motos, el romano no solamente logró llegar a ser profesional, sino que se convirtió en el rey del “dos y medio”, con cuatro títulos consecutivos de 250 cc entre 1994 y 1997.
Luego pasó a 500 para luchar por el título en su primer año contra Doohan, y siguió dando guerra en MotoGP para terminar con dos títulos del WSBK y, una vez retirado, volver en 2015 para subir al podio en Sepang.
Pero si hubiera que apostar por si es bueno o no esquiando, quizás podrían plantearse más dudas. Unas dudas que desaparecerán de inmediato cuando se conozca que Max Biaggi ha conseguido el título de instructor de esquí.
Max dice que una de las cosas que más le gusta del esquí es ser uno más
No es algo nuevo, porque en realidad Max se apasionó por el esquí una vez dejó las carreras y, además, había anunciado en marzo de 2024 que quería convertirse en instructor de esquí.
Desde ese momento no ha estado muy activo en redes sociales, a pesar de que el año pasado pudimos verlo tanto en los Grandes Premios de MotoGP como con la Aprilia RSV4 X ex3ma que, precisamente, recordaba los títulos que consiguió junto a la fábrica de Noale.
Max Biaggi y su nueva faceta, algo que pocos podían esperar
El motivo de esa ausencia está detrás de su nueva faceta y es que se ha dedicado en cuerpo y alma para conseguir el objetivo y, después de un examen final, ha logrado convertirse en asistente de instructor de esquí.
De hecho, va a empezar a ejercer en la escuela de esquí de Selva di Val Gardena. En la estación de esquí situada en el corazón de los Dolomitas, Max ha descubierto una nueva faceta que desconocía y parece estar tremendamente feliz y orgulloso de ello.
Y es que después de una vida de piloto que, por necesidades, suele estar centrada en el “primero yo, después yo y siempre yo”, compartir con las nuevas generaciones el conocimiento debe llenar parte de su corazón.
Muestra de ello es que, tal como ha afirmado en redes, una de sus mayores ilusiones es poder transmitir ese conocimiento a sus hijos: Inès y Leòn. Quién nos iba a decir hace unos años cuando “el Corsario” imponía su ley en 250 primero y luego se convirtió en el archienemigo (uno de tantos) de Valentino Rossi, que a sus 53 años se convertiría en profesor… Porque maestro fue desde el principio.
