El mundo de la competición sabe hasta dónde llegó Fausto Gresini, no sólo fue dos veces Campeón del Mundo de 125 en los ‘80 sino que, además, dirigió una de las escuadras privadas más exitosas de las dos últimas décadas. Pero Fausto, que nos dejó hace un año, construyó todo desde el cero más absoluto. Según cuenta la historia que traslada la web italiana moto.it, el piloto de Imola tenía 16 años y trabajaba en un taller cuando empezó su idilio con las carreras. Pero antes de ello tuvo que convencer primero a Osvaldo Guerra y, después, montar su propia moto.
Sí, como has leído, después de insistir hasta la extenuación a Osvaldo, este terminó cediendo pero con una condición: “Yo financio la moto, pero tú la construyes”. Así, con una cincuenta artesanal en la que cuenta la leyenda que le ayudó medio Imola, comenzó la carrera como piloto de Fausto. El 21 de mayo del ‘78 debutaba en el Campeonato Italiano Junior y, a partir de entonces, su carrera fue en ascenso.

Pero la historia va todavía más lejos y es más espectacular porque si no fue todo Imola quien ayudó si fue mucha gente para construir una moto artesanal. Compraron un chasis de PCB, modificaron el cambio y el embrague del motor Minarelli, colocaron una horquilla de 30 mm de Bonazzi u Gambetta fabricada, también, artesanalmente en Bolonia. Cogieron un buje delantero de una MV Agusta 175, el trasero de Grimeca, suspensión trasera de Marzocchi, el depósito y colín también los compraron. El resto de la moto se hizo a mano. Desgraciadamente esa moto desapareció y no se pudo recuperar nada de ella.
Pero, a veces, el esfuerzo y las ganas pueden más que la cruda realidad y como el Motoclub Crame quería contar con la moto de Fausto para homenajearlo en mayo en el Salón del Automóvil de Asi en Varano, volvieron a poner en marcha todo el proceso. Eso sí, esta vez pudieron contar con una vieja foto en blanco y negro para ir replicándola. Han intentado hacerlo paso por paso pero tanto tiempo después ha sido imposible encontrar algunas piezas como las llantas de aluminio. Aun así se ha rehecho todo a conciencia, incluido el motor que ha sido hecho en esta ocasión por Alfio Tosi ya que Giorgio Spadoni (el preparador original) falleció.
Después de la recreación y de la exposición, la moto todavía no tiene un lugar fijo. Cuentan que quizás pueda acabar en el Museo Costa o en la sede de Crame en Imola, ya que la intención es que permanezca en la ciudad donde la historia sucedió de manera similar en dos ocasiones. Eso sí, esa Minarelli 50 llevará el número 13 de Fausto Gresini y todos podrán recordar la historia del menudo piloto italiano.