Desde Owensboro al mundo, así fue la vida de Earl Hayden que nació precisamente en Newman, Kentucky, una comunidad a las a fueras de la propia ciudad estadounidense. Ya desde joven le atrajeron las carreras y las motos, y gracias a las ayudas prestadas por un amigo que era propietario de una tienda de Honda, empezó a correr en enduro y en diferentes categorías siempre sobre tierra. El tiempo fue pasando y aunque siguió estudiando, para 1969 cuando se licenció empezó a tener licencia de piloto profesional teniendo una carrera de cierto éxito en flat track durante dos décadas.
Pero Earl fue mucho más que un piloto, gracias a su formación fue capaz de poner en marcha diferentes negocios que le permitieran compaginar su pasión por las carrera con estos. Es, precisamente en esos tiempos, cuando nace el mítico dorsal 69 que luego llevaría Nicky. Religiosos y con un gran sentido del humor, siempre decía que ese número se debía a que pensó en uno que pudiera leerse sin dudas tanto si la moto estaba de pie como con las ruedas apuntando al cielo. Pero el tiempo pasó y junto a su inseparable esposa Rose comenzaron a tener hijos, así que al bueno de Earl le llegó el momento de colgar las botas. También las había colgado Rose, que fue dominadora durante cinco temporadas de la denominada «Powder Puff», una competición de dirt track exclusiva de mujeres. Tommy, Jenny, Nicky, Roger y Kathleen llegaron a este mundo gracias a ese matrimonio, aunque lo mejor estaba por venir.

En un terreno de su propiedad, Earl y Rose construyeron una pista de tierra y los cinco comenzaron a montar para acabar compitiendo todos ellos. Con el paso de los años Kathleen y Jenny dejaron las carreras, pero Tommy, Nicky y Roger siguieron con las motos. Los éxitos, a base del esfuerzo conjunto de toda una familia, fueron llegando y los tres hijos llegaron a ser profesionales y una vez logrado, los tres consiguieron ser campeones del AMA: Nicky en 1999 (Supersport) y 2002 (Superbike), Tommy en 2004 y 2005 (Supersport) y Roger en 2007 (Supersport). Pero, probablemente, el día más memorable para la familia fue conquistar el podio del Sprinfield TT, en Illinois. Hicieron historia en aquel 2001 y desde entonces un hito así no se ha vuelto a repetir.
Cuando en 2003 Nicky pasó a MotoGP, Earl fue una de sus compañías más habituales y para el recuerdo queda ese momento en Valencia 2006 cuando, tras proclamarse campeón, ambos se abrazaron sobre el trazado valenciano en uno de los momentos más emotivos que hemos visto en las últimas décadas. Siguió el resto de su vida vinculado a las carreras salvo por un periodo de tiempo en 2010 cuando le diagnosticaron un cáncer de garganta del que pudo reponerse.
No cabe duda de que el accidente y fallecimiento de Nicky en 2017 supuso un gran golpe tanto para él como para el resto de la familia, pero aun así siguió volcado por su pasión y recibiendo galardones y reconocimientos a la vida y carrera de su hijo. De hecho, una de sus últimas apariciones públicas tuvo lugar el pasado mes de octubre cuando Nicky Hayden fue incluido en el Salón de la Fama del Automovilismo de Estados Unidos. Ahora, antes de acabar el año, ha fallecido tras una larga batalla contra el cáncer, pero dejando tras de sí una vida repleta de amor por la moto y por su familia.