¿Nos estamos haciendo viejos? No me refiero a todos nosotros individualmente, que sí como es natural, sino a nuestro querido mundo de la moto en general. Lamentablemente en la actualidad, la media de edad del motociclista es cada vez más elevada… preocupantemente diría yo. Hace unos años sucedía justamente al contrario. Las motos representaban un icono de juventud, de espíritu aventurero, de alegría de vivir. Y no digo que no lo sigan siendo, el problema es que lo son ¡pero con los mismos pilotos de antaño! ¿Es la moto menos atrayente ahora que antes? No creo que sea ese el motivo.
Por un lado tenemos en la actualidad una oferta de motocicletas impensable hace años, con modelos para todos los gustos y estilos. Con unas facilidades de pago muy asequibles y hechas prácticamente a medida del posible comprador. Entonces ¿por qué los jóvenes cada día pasan más de comprarse una moto?.
Yo lo achaco a varios factores: el primero es la falta de esa cultura motociclista que se respiraba antaño. La gente de mi generación comenzamos a montar en moto siendo niños gracias a la proliferación de los ciclomotores, especialmente de campo. En aquellos tiempos, el que más o el que menos, tenía alguna casa familiar en un pueblo y era allí dónde empezaban nuestras andanzas sobre una moto. No existía tanta legislación para su uso y sobre todo, tanto falso proteccionismo. En la actualidad salir al campo en moto te pone casi a la altura de un Pablo Escobar…
De aquella «moto de 49 cc» estabas deseando subir a la 75 cc: con 16 años ya te podías sacar el carnet A1 y el examen teórico te servía posteriormente para el de coche y moto grande. Eso era un aliciente de por sí. Ahora sacarse el carnet, aparte de carísimo, resulta casi una ingeniería. Si además eres de una ciudad grande como Madrid, los plazos para presentarte a examen son muy dilatados. Resumiendo; que te puedes tirar meses para conseguir tu permiso…
Carné complicado y caro de obtener, empleo precario, limitaciones para montar en campo, falta de ídolos fuera de MotoGP… los chavales de hoy lo tienen complicado para subirse a la moto.
Si añadimos que en las ciudades se pueden alquilar motos eléctricas sin tener que preocuparte de su mantenimiento y del coste de una plaza de garaje, el antaño comprador de ciclomotor o scooters, que las adquiría como medio de desplazamiento, no tiene necesidad de pasar por todo ese “calvario” ni gastarte la pasta en una moto propia. Hay que tener en cuenta que muchos de los que accedían a la moto sólo por el sentido práctico de ésta, descubrían que les gustaba y al final se compraban una moto grande.
Otro factor que resulta determinante es la siniestralidad, la vieja canción titulada “las motos son peligrosas”, y que provoca un rechazo inmediato en los progenitores del chaval que llega a casa diciendo que se quiere comprar una moto. Esto es algo perfectamente comprensible. A esa frase siempre contesto que los peligrosos son los coches que tiran a las motos, y es ahí dónde se debe trabajar para evitar esa siniestralidad. Igual que se hizo una campaña de concienciación de los conductores hacia los ciclistas, se debería hacer igualmente con los motoristas. Pero ese un tema que abordaremos en otra ocasión.
En una sociedad que afortunadamente, está cada vez más concienciada en la preservación del medio ambiente, la moto como medio de transporte es un elemento que aporta beneficio, debido a su menor emisión de gases y a la reducción del tiempo en los desplazamientos, pero su beneficiosa aportación es tratada por los políticos con ambigüedad o directamente de forma negativa. Un motivo más para que nuestros jóvenes no contemplen comprarse una moto.
Otra de las razones que pienso que puede influir, es la de la poca repercusión que tienen los éxitos deportivos de los pilotos. Todo el mundo conoce a los Márquez, Rossi, Lorenzo y primeros espadas de MotoGP, pero casi nadie conoce a los del resto de categorías. Antiguamente, había pilotos que hacían toda su carrera en categorías inferiores y eran verdaderas estrellas. Biaggi era una leyenda en el 250cc antes de subir a 500cc y sus Aprilia Réplica arrasaban en ventas entre los más jóvenes. Ahora, ¿quién coño se querría comprar una Kalex de Moto2? No has visto ni verás una en la calle en tu vida… No hay héroes en los que inspirarse ni motos que desear. Y si añades que para ver las carreras ahora tienes que pagar, apaga y vámonos: así han bajado las audiencias y es algo minoritario.
Y para terminar con estas reflexiones, creo que otra razón fundamental es el vil metal. El poderoso caballero… Y no es porque no haya motos a precios razonables, no. Es porque lo que no es razonable son los salarios de los que “disfrutan” nuestros chavales, aunque lo más acertado sería decir que padecen. De nada sirve un precio de la moto asequible y unas buenas condiciones de financiación si tienes un empleo eventual y una nómina de mierda.
Así que, mis queridos “Abuelos Cebolletas”, sí: nos estamos haciendo viejos.