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La BarrYcada: los «influencers»

Fotos: SMN
Los “Influencers”: termino anglosajón que define a las personas con capacidad de influir sobre los demás. Esto entraña el riesgo de que algunos puedan resultar, como decían nuestras madres, malas influencias...

Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que los aficionados al motociclismo solo teníamos unas pocas publicaciones en las que informarnos de las novedades del sector. Esto valía para los modelos que las marcas presentaban, equipamiento, concentraciones, información técnica y deportiva, etcétera. Es cierto que con eso se corría el peligro de que las marcas estuviesen un poco a su merced, en cuanto a que si no te anunciabas en ellas, tu producto no salía. Con el tiempo se invirtieron las tornas y a partir de ese momento, la cosa se empezó a complicar.

Pero lo que es innegable, es que en esas publicaciones, desde el primero al último de su staff eran auténticos profesionales. Algunos cómo la copa de un pino. Verdaderos sabios en la materia, con bagajes increíbles. En la actualidad, muchos de ellos languidecen en el más absoluto ostracismo, o han tenido que dedicarse a otras cosas… Las nuevas tecnologías arrasaron con esa forma de hacer periodismo. En muchos casos para mejor, por la inmediatez de la información y el acceso a ella, pero en muchos otros, desgraciadamente, a peor. Antiguamente las editoriales obtenían su principal fuente de ingresos en las ventas de sus revistas, y otro porcentaje en publicidad. Cuando esos ingresos comenzaron a invertirse, coincidiendo con la llegada de Internet, estas cayeron en el error de regalar la publicidad en sus recién creadas webs, si la mantenían en el formato de papel. Grave error en mi opinión, pues acostumbraron a los anunciantes a pensar que lo que sale en Internet es gratis o muy barato.

Internet supuso una “democratización” de la información, en la que cualquiera podía crear su propio espacio donde dar rienda suelta a sus opiniones, acertadas… o absolutamente absurdas. Y aquí es cuando aparecen nuestros protagonistas de hoy. Los “Influencers”, termino anglosajón que define a las personas con capacidad de influir sobre los demás. Esto entraña el riesgo que puedan resultar, como decían nuestras madres, malas influencias.  

Instagram

No digo con esto, que todos sean malos, en absoluto. Los hay que siendo expertos en la materia influyen positivamente y comparten sus conocimientos con el mundo. Y eso es estupendo. El problema viene por la cantidad de indocumentados e indocumentadas (aquí hago esta aclaración porque hay de todo), oportunistas sin la más mínima base de conocimientos motociclistas, pero henchidos de arrogancia y falta de vergüenza.

Estos personajes tienen la misma credibilidad que podría tener yo anunciando, o recomendando, una marca de champú para mantener los rizos. Eso no es información, es publicidad. Y no me parece mal, siempre que sea tratada como tal. Ver a un deportista famoso como Rafael Nadal en un anuncio de una entidad bancaria, no me hace ir corriendo a abrir una cuenta en ella, pero sí que me llegue el mensaje. Imaginemos que soy un principiante en esto de las motos, y veo en un programa de TV por Internet a uno de estos listos recomendando un casco con homologación DOT, por tanto no homologado para su utilización en la UE, caso real que han visto estos ojitos, cómo lo mejor en confort y seguridad… La pena es que ese espectador no sepa distinguir uno de otro, simplemente porque las fuentes de las que está bebiendo son las equivocadas.

También estamos hartos de ver a estos “nuev@s periodistas”, realizando pruebas de motos, algunos, y puedo dar fe de ello, con el carnet de conducir A2 ¡Con un par! Claro, la prueba se limita a un vídeo hecho con el teléfono, con dos ridículas pasadas y golpe de melenazo al quitarse el casco… Hasta he podido ver a un@ de est@s plantar la pegatina medioambiental… ¡en la barra de la horquilla! Sería cómico si no fuese trágico.

Y no nos equivoquemos señores, la culpa de esto no solo la tienen estos personajes. La tienen las marcas que les dan cuartelillo a cambio de unos likes en las RRSS, y que en el fondo no les aportan mucho retorno. Hay una máxima dentro de la publicidad que dice “No existe la mala publicidad”, y en efecto sigue  siendo publicidad, pero yo no lo comparto. La palabra crítica viene de criterio, y ésta del conocimiento. Si no hay un profesional verdadero probando tu producto, alabando sus virtudes y denunciando sus defectos, nunca podrás mejorar y ofrecer a tus clientes el mejor de los productos.

Esta gente además, suelen ser gregarios: hacen pandillita con su mediocridad, por eso de que la unión hace la fuerza, llegando en algunos casos hasta a coaccionar a comercios del gremio, o firmas, amenazándoles con ponerles a parir si no entran por el aro de sus pretensiones económicas. También tienen su parte de responsabilidad los medios de comunicación que permitieron a muchos de ellos publicar sus infames reportajes solo porque lo hacían gratis. Alimentaron de ese modo al monstruo que más tarde se los comería a ellos… Un profesional no cobra por lo que publica, sino por saber de lo que habla.

No los respeto, no puedo. Es como comparar a García Márquez con Corín Tellado. Tengo muchos huesos rotos y demasiados amigos muertos por dedicar toda una vida al estudio y conocimiento del motociclismo, como para poder respetarles. Me encantaría que hubiese un congreso de profesionales de la moto y de la información, en la que estos «enterados» fueran invitados a un coloquio de conocimientos en las diferentes materias motociclistas, y de esa forma desenmascararles y ponerles en evidencia. Y como solo su soberbia supera su ignorancia, estoy seguro se presentarían incluso para quedar como el culo…

Soy muy consciente de que mi columna de hoy levantará ampollas, pero la verdad siempre lo hace. La pasión incondicional que siento por este deporte y modo de vida me obligan a tirar con bala rasa a todo lo que atente contra el motociclismo. Y est@s lo hacen, y mucho.

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