A día de hoy sólo los necios más necios dudan de que tenemos un serio problema con el cambio climático, y que hay que tomar soluciones drásticas y urgentes si queremos evitar el desastre más absoluto. En realidad todos los sectores están involucrados y pensar que sólo la automoción tiene que mover ficha es absurdo, pero ese es otro tema. El caso es que la mayoría de las marcas están muy concienciadas e implicadas para buscar alternativas sostenibles para la movilidad personal, y una de esas marcas es Yamaha. Desde hace algún tiempo conocemos sus proyectos con hidrógeno y también hemos descubierto sus nuevos modelos eléctricos como el NEO’s y E01. Pero están dispuestos a ir un paso más lejos.
En una entrevista concedida por el presidente de Yamaha Motor, Yoshihiro Hidaka, ha desvelado tanto el punto de vista de la marca de los tres diapasones como las opciones sobre las que están trabajando y explorando para poner su grano de arena. De entrada llama la atención que Yamaha no piense sólo en electrificar su gama. El motivo es demoledor y es que la electricidad con la continuidad y disponibilidad que la conocemos en occidente, no es así en todo el mundo. De hecho en muchas zonas de Asia la red está tan sobrecargada que hay varias horas al día sin electricidad, y eso es un problema si hay que añadir a esa red una flota grande de vehículos.
Si sumamos también el hecho de que Asia representa el 80% del mercado de Yamaha, es fácil entender que es necesario buscar alternativas que por un lado, protejan el medioambiente y que por otro ofrezcan el servicio que la sociedad necesita. Es por ese motivo que en Yamaha están trabajando en el hidrógeno y en el uso de los motores actuales con él: “El CO2 puede ser tratado como algo malo, pero creo que el motor en sí no lo es. Tenemos que buscar una solución para los motores de combustión interna que no emitan CO2″.
Con esa premisa de seguir trabajando con los motores actuales, en Yamaha plantean seguir avanzando. Y es aquí cuando entra el empleo de biocombustibles, una línea de evolución que hasta el momento no había trascendido y que resulta realmente interesante pues lo que se buscaría es reducir al máximo la huella de CO2. Ahora bien, por el momento no se ha especificado nada más sobre el proyecto. Tampoco sabemos modelos ni países donde estarán disponibles y mucho menos plazos. La gran ventaja en este sentido es que las infraestructuras actuales serían válidas y, por tanto, el proceso sería mucho más eficaz y económico a la hora de implantarse. Seguiremos atentos a las próximas novedades del gigante nipón.