La oferta actual de Keeway en nuestro país pasa por diez modelos y tres segmentos diferentes: naked, custom y scooter. Dentro de este último encontramos dos ciclomotores y tres 125, además del Keeway Vieste 300 como modelo más sofisticado de la gama, compartiendo plataforma con su hermano de 125 lanzado el año pasado.
Cabe recordar que Keeway debutó en el mercado en 2003 como marca propia dentro del gigante asiático Geely (dueña también de Benelli desde 2005). Este macrogupo (oficialmente conocido como Zhejiang Qianjiang Motorcycle Group Co.) fundado en 1985 es uno de los mayores fabricantes de vehículos de dos ruedas de China.
Algunas rivales del Vieste 300, con misma cilindrada y filosofía deportiva, son el Malaguti Madison 300, SYM Cruisym Alpha 300 o Yamaha XMAX 300.
CARACTERÍSTICAS Y EQUIPAMIENTO VIESTE 300
El Keeway Vieste 300 está impulsado por un motor de herencia Piaggio, fiable y robusto. Hablamos de una mecánica monocilíndrica 4 válvulas con refrigeración líquida que declara 19 CV a 6.500 rpm y 22,5 Nm a 6.000 rpm. Inyección electrónica, depósito de 9,5 l. (250 km de autonomía en nuestra prueba) y 147 kg de peso (vacío) son otras de sus cifras.
Otros aspectos que refuerzan su faceta más deportiva-tecnológica pasan por la adopción de suspensiones Kayaba, pinza de freno delantera radial J.Juan (discos lobulados), ABS, iluminación full-LED o instrumentación mixta. El equipamiento de serie se completa con parabrisas tintado bajo, un hueco bajo-asiento para casco jet, llave de proximidad, toma de corriente USB, puños calefactables (5 intensidades), detalles plásticos en símil carbono, guantera en el contraescudo (sin tapa), caballete central, estriberas de pasajero plegables, asideros independientes y llantas de 13 pulgadas con neumáticos Timsun.
EN MARCHA
Con sólo 77 cm de distancia asiento-suelo, el Keeway Vieste 300 es muy accesible, incluso para usuarios de baja estatura, favorecido además por la estrechez del asiento del conductor. En marcha, rápidamente aprecias la gran aceleración y viveza de reacciones de su propulsor, un motor que responde rápidamente a cualquier insinuación del gas. En ámbito urbano es una auténtica delicia pues, gracias a su amplio radio de giro y contenidas dimensiones, es tan ágil como rápido, algo esencial si quieres salir victorioso del congestionado tráfico diario. El bajo peso y sus llantas de 13 ayudan a que las maniobras sean casi instantáneas, un auténtico «correcaminos» urbano.
Si necesitamos salir a vías de circunvalación o, incluso, carretera el Vieste 300 no se amilana y se deja sentir como un auténtico GT. Este monocilíndrico es un equilibrio perfecto entre prestaciones y consumo, con una velocidad máxima en carretera de hasta 140 km/h de marcador y un consumo medio de unos 3,5 l./100 km en nuestra prueba. Bien es cierto que su parabrisas corto no protege como uno alto, pero la estética manda. Recupera bien, acelera con contundencia y puedes subir hasta las 9.000 rpm sin problemas.
Disponer de suministradores de prestigio siempre es una garantía de seguridad, más si cabe en lo que atañe a suspensiones y frenos. Tanto la horquilla como los amortiguadores se muestran sólidos, otorgando gran estabilidad al Vieste, mientras que la frenada J.Juan tiene tacto y mordiente a partes iguales. Cambios de dirección rápidos, agilidad máxima y efectividad son marca de la casa: la diversión está asegurada.
Bajo el asiento podemos transportar pequeños objetos y hasta un casco jet, si bien sus contenidas dimensiones no permiten alijar un integral. Aumentar la altura de asiento o la anchura de la zaga lo haría más práctico pero más voluminoso, algo en contra de su deportividad. Con pasajero tampoco hay problema, pues el asiento es mullido, ancho y no muy elevado: despliegas las estriberas y listo.
A nivel práctico, el diseño de su instrumentación combina información analógica (velocímetro a la izda. Y cuentarrevoluciones a la dcha.) y digital (hora, temperatura del refrigerante, nivel de gasolina, velocidad, cuentakilómetros total/parcial entre otros), y el mando de los puños calefactables (piña izda.) luce en varios colores según la intensidad de calor utilizada (azul claro, azul oscuro, verde, morado y rojo).
