La gama Brixton 125 2021 está compuesto por 5 modelos de corte neoclásico y una pequeña naked tipo fun bike: la Brixton Crossfire 125 XS. Cabe recordar que Brixton es una joven firma perteneciente al macrogrupo austriaco KSR, propietaria también de firmas históricas europeas como Malaguti o Lambretta, además de la propia KSR y Motron.
Desde que llegaron al mercado hace poco más de cinco años, Brixton Motorcycles no ha dejado de ampliar su catálogo con motos que destacan por su cuidada estética, y la Crossfire 125 XS no es una excepción. Esta mini-bike se ha convertido ya por méritos propios en una de las motos más vendidas de Brixton, y no sólo por su diseño, sino porque también se trata de la más económica de un peculiar segmento en el que compite con otras rivales como la Benelli TNT 125, Honda MSX125 Grom, Macbor Fun 125 Plus, MITT 125 PK, Motron Vizion y Honda Monkey.
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CARACTERÍSTICAS Y EQUIPAMIENTO CROSSFIRE 125 XS
A simple vista, la Crossfire 125 XS destaca por un agresivo diseño de carácter off road con un depósito de gasolina como protagonista que luce una marcada silueta en forma de X al estilo de su hermana mayor, la Brixton Crossfire 500. Guardabarros delantero elevado, faro delantero carenado, iluminación full-LED, neumáticos CST de tacos y llantas de 12″, silenciador largo, cubrecárter, manillar alto con barra de refuerzo, horquilla invertida, instrumentación analógica-digital, toma de corriente USB, bloqueo de dirección en la pipa, asiento biplaza, asas de pasajero o frenada combinada CBS son otras características.
Respecto al propulsor, hablamos de un fiable y robusto monocilíndrico OHC Euro 5 refrigerado por aire con 11 CV y 5 velocidades que roza los 100 km/h de máxima y destaca por un reducido consumo de 3 l./100 km en nuestra prueba. El peso declarado para esta moto es de 111 kg en orden de marcha, lo que la convierte en un auténtico «juguete» urbano.
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EN MARCHA
La primera vez que subí en la Brixton Crossfire 125 XS lo hice con algunos prejuicios: mis 90 kg para una moto de talla pequeña con 11 CV no me parecía una relación peso/potencia apropiada: una semana después, ya no quería devolverla. Y es que, aunque es talla XS, manillar y asiento son talla grande, haciendo que tus desplazamientos sean cómodos y te olvides de todo lo demás.
Los coches te miran en los semáforos, pero tienes suficiente motor como para salir primero de los semáforos y empalmar las 5 marchas antes de que te cojan. Admite sobrerrégimen sin problemas (corta a 10.500 rpm), algo habitual pues buscarás la zona alta del cuentavueltas analógico cada vez que la uses. Transmite deportividad y buen rollo, es muy fácil de conducir y puedes ir más rápido de lo que crees.
Además, es una moto muy ligera con una suspensión tirando a dura que te sujeta bien, aunque agradecería algo más de progresividad en el amortiguador trasero. También asume sin problemas un breve escarceo campestre por pistas de tierra gracias a sus neumáticos de tacos y «suspensiones largas», lo que amplía su radio de acción. La frenada combinada es contundente si te aplicas sobre el pedal, quizá demasiado (con un tacto parecido al de un freno de tambor), pero con decelerar un poco gracias a la maneta es suficiente, ya que te pide un paso por curva rápido para no «matar» el motor en la salida: serás el nuevo rey de las glorietas.
La extrema agilidad es su principal virtud, obsequiándote con cambios de dirección rápidos, intuitivos y directos. El efecto acción-reacción se eleva al máximo exponente en la «mini-Crossfire». La sensación de velocidad es muy alta ya que, estando cerca del suelo, te da la impresión de ir “a tope”.
