El aceite empleado en un motor de última generación también tiene que estar a la altura de las especificaciones de ese modelo de moto e interviene directamente en la longevidad del mismo, optimizando el rendimiento y maximizando un kilometraje sin averías. Además, bajo el espectro de la normativa anticontaminación Euro 4, un buen lubricante siempre ayuda para controlar las emisiones.
El principal reto de un aceite para motocicletas de 4 tiempos es proteger y lubricar un motor que opera a mayores revoluciones y temperaturas de trabajo que el motor de un automóvil. Además tienen que dar respuesta al esfuerzo térmico al que está sometido, considerablemente superior a un vehículo de cuatro ruedas porque el volumen del cárter es mucho menor.
Los lubricantes Repsol Moto cubren con creces todo el desgaste que conlleva una moto, optimizando su comportamiento y alargando la vida útil de todos los componentes: protección del motor, embrague y caja de cambio, limpieza y durabilidad, confort de conducción. El compromiso por la calidad de Repsol supone la certificación según la última normativa JASO 2016.
Esta gama de productos ha sido formulada aprovechando la experiencia del Mundial de MotoGP, el banco de pruebas más exigente del mundo. Las fórmulas de Repsol alargan la vida del lubricante mediante la simbiosis de moléculas que protegen superficies metálicas y las que son capaces de mantener una película líquida entre engranajes en las aceleraciones más extremas. La fabricación de bases sintéticas permite a Repsol disponer de un amplio rango de productos adaptados a todas las necesidades y con las mejores prestaciones.
