Hasta ahora, para la homologación de los automóviles, las pruebas de emisiones se realizaban en laboratorio y los datos obtenidos diferían enormemente de las que se producían en conducciones reales de conducción. Es por ello que la UE ha ido adoptando distintos paquetes de medidas para que a partir de ahora, los fabricantes deban pasar pruebas mucho más cercanas a las reales.
La última medida adoptada es que las emisiones de partículas también deberán ser contabilizadas de esta forma. Mientras hace años estas partículas eran visibles en los vehículos diésel (el llamado efecto calamar) hoy en día su tamaño es invisible para el ojo humano aunque siguen siendo potencialmente cancerígenas, estando presentes tanto en los motores diésel como en los gasolina de inyección directa.
Sin entrar a valorar qué tecnologías deben emplear los fabricantes, todo parece indicar que los vehículos de gasolina deberán también contar con un filtro de partículas, los cuales se han mostrado muy efectivos.
La comisaria de Mercado Interior e Industria, Elzbieta Bienkowska, declaraba que “la salud pública está en juego y no tenemos tiempo que perder. Los fabricantes de coches deben empezar ya a diseñar vehículos con menos emisiones de partículas y a introducir los filtros necesarios en coches de gasolina que ya se utilizan para los de diésel.”