En nuestro país existe bastante polémica en torno a los impuestos que pagamos los ciudadanos. Este cabreo se generaliza todavía más cuando vemos que nuestros vecinos europeos pagan bastante menos que nosotros, y todo ello teniendo salarios mínimos superiores a los nuestros.
Las motos no se quedan al margen de esta coyuntura, y así lo transmitió ANESDOR en la última reunión de prensa organizada por la asociación española, la semana pasada. Además de hablar de los fabulosos números de ventas del sector, también hubo tiempo para conversar sobre los próximos retos, entre los que se encuentra el tema de las cargas impositivas.
Una primera matriculación desproporcionada
En España, cuando vas a comprar una moto, tienes que tener en cuenta una serie de impuestos que habrá que pagar, junto al precio de nuestra motocicleta. En primer lugar está el IVA, conocido por todos y que en nuestro país se sitúa en el 21%. Después tenemos el Impuesto de Matriculación (IEDMT), que varía de un 0 a un 16,9%.
La tercera carga impositiva es el IVTM (Impuesto de Circulación), que en los ayuntamientos se duplica, llegando hasta los 121,16 euros en el caso de las motocicletas de mayor cilindrada. Por último, hay que añadir las tasas de matriculación de la DGT, de 26,70 euros en el caso de los ciclomotores, y de 95,80 euros en el de las motocicletas.
Una inversión inicial bastante importante. Si miramos la carga fiscal en la primera matriculación de una motocicleta entre 250 y 500 cc, los impuestos suponen entre un 23,37 y un 40,49% del precio neto. En cuanto al valor mínimo, sólo Italia nos supera con un 25,91%, pero su máximo se queda en un 26,38%. Una tónica que se da en la mayoría de nuestros vecinos es que los valores mínimos y máximos apenas varíen, mientras que en España la diferencia es abismal. Aquí podéis verlo con más claridad:
- España: Entre un 23,27 y un 40,49%
- Italia: Entre un 25,91 y un 26,38%
- Alemania: 19,94% (fijo)
- Reino Unido: 22,66% (fijo)
La moto en España, discriminada
La semana pasada ya os contábamos cómo la moto, contaminando menos que los turismos, sufría más sanciones en materia de emisiones que los turismos. En los impuestos la situación es cuanto menos parecida.
En el caso del Impuesto de Circulación, los turismos reciben su carga impositiva a través de los llamados caballos fiscales, una unidad de medida que se obtiene a partir de la cilindrada y el número de cilindros. En el caso de las motos, este impuesto se otorga teniendo en cuenta sólo la cilindrada.
Con esta situación, y a partir de los cálculos de ANESDOR, una moto de 1.200cc puede pagar más que un coche de 1.600cc. Por otro lado, un scooter de 300cc puede pagar más que un turismo de 1.000cc.
Y la cosa no queda aquí, porque en materia de contaminación la moto sigue pagando más. Si un turismo genera menos de 120g por kilómetro no paga nada, en cambio la moto sí, concretamente un 4,75%. Si ampliamos el baremo los 140g/km, la moto paga el doble que los coches, aunque lo más llamativo está en que algunas motocicletas y quads pagan siempre el tipo máximo, independientemente de lo que contaminen.
Por último, en las tasas de tráfico de la DGT, motos y coches pagan lo mismo, algo cuanto menos cuestionable porque los vehículos de dos ruedas ocupan 5 veces menos que un turismo, pesan menos y desgastan menos las carreteras, pero todo eso da igual.
Neutralidad y sentido común
Todas las soluciones propuestas por ANESDOR en materia de impuestos tienen un denominador común, la neutralidad fiscal, de manera que las motocicletas no se vean tan desamparadas en este ámbito.
De este modo, la asociación reclama la supresión del Impuesto de Matriculación, y que su recaudación se haga a partir de criterios medioambientales (el que contamina, paga).
Por otro lado, también solicita la creación de un nuevo Impuesto de Circulación, basado en potencia fiscal, como los turismos, así como una tarifa menor para la motocicleta en las tasas de la DGT, utilizando las razones anteriores como argumentos de peso.
