El año pasado supuso un parón total en la economía debido al arranque de la pandemia y, tal como se esperaba, el precio del petróleo bajó. Como consecuencia, asistimos a una bajada de los precios en los carburantes ya refinado. Así pues, justo hace un año el litro de gasolina se pagaba (de media en toda España) a 1,14 euros mientras que ahora esta media ha subido hasta los 1,38 euros, un incremento porcentual del 21% en una economía aun no recuperada, y con un consumo de combustible que dista mucho de lo que se vivía antes de la crisis sanitaria. A 24 céntimos el litro de diferencia, llenar un depósito de 20 litros suponen 4,8 euros más por comprar lo mismo.
Para hacerse una idea del precio por litro en gasolina 95, la media de todo 2020 fue de 1,18 euros mientras que a día de hoy para 2021 está en 1,31, lo que la deja por encima incluso de la media de todos los años previos desde 2014. Aunque aún por debajo del máximo alcanzado en estos últimos 10 años, y que se dio en 2013 cuando se estableció en 1,44. También hay que señalar que 2020 no fue el precio más barato, cifra que corresponde a 2016. Como vemos, se tratan de diferencias de precio que, lógicamente no están atendiendo por tanto a las demandas sino a los intereses comerciales de las partes implicadas.

Estas sospechas las confirman el hecho de que en España, el coste por litro de gasolina está actualmente tres céntimos por encima de la media de la Unión Europea antes de impuestos. Aun así, gracias a que en nuestro país contamos con menos presión fiscal por los carburantes que nuestros vecinos, en el precio final nos encontramos 18 céntimos por litro por debajo de lo que pagan en la zona euro.
En cualquier caso, parece que los usuarios estamos atados de pies y manos ante estos movimientos puramente especulativos, que terminan afectando notablemente al bolsillo de unos y de otros en un mercado que, recordemos, no está regulado por el estado. Dejó de estarlo en 1998, cuando el Gobierno de España dejó de fijar el precio máximo por litro, argumentando entonces que el libre mercado haría que los precios bajasen. Desde entonces, hace ya más de 20 años, el precio medio no ha dejado de subir, lo hizo un 41% en la primera década de liberalización. En 1995 el precio del litro de gasolina podría costar 64 céntimos, hoy, es 1,31 es decir más del doble que en aquel momento. Por contra, el salario medio de 1995 se situaba en 1.323 euros (entonces eran 220.118 pesetas) mientras que en 2021 ha pasado a ser de 1.742 euros.