Actualmente, lo que manda en una superbike matriculable de última generación es la electrónica. La ZX-10R que conocíamos hasta ahora llevaba 5 años entre nosotros y, a pesar de ser la Ninja más exitosa de la historia en competición (bicampeona del mundo SBK, varios títulos nacionales y victorias en Resistencia), necesitaba un buen repaso a tenor del ejército de súper-R que se mostraron en Milán en 2014.
En este sentido, la ZX-10R 2016 hereda mucha tecnología ya vista en su exclusiva hermana H2: acelerador electrónico RbW, control de tracción S-KTRC (5 niveles de intervención), control de lanzamiento KLCM (3 niveles), control de freno motor KEBC, cambio semiautomático KQS, ABS–KIBS con frenada en inclinación y triple modo de conducción optimizado. La IMU, tan mencionada en competidoras como la Yamaha YZF-R1, también está presente en esta Kawa, firmada por Bosch para controlar todos los movimientos de la moto en 6 ejes.
El propulsor mantiene los 200 CV de potencia, pero es completamente nuevo, supera la Euro4 y gana en medios-bajos: culata, admisión, árbol de levas, válvulas de escape de titanio, cámara de combustión, escape de titanio, cilindros Offset desplazados 2 mm, pistones aligerados, airbox de mayor capacidad (10 l.), caja de cambio, cigüeñal con menos inercias, tensor de la cadena de distribución, etc.
Respecto a la parte ciclo, el chasis varía sus cotas, junto a un basculante más reforzado y alargado (15.8 mm) que antes. La nueva horquilla invertida presurizada está firmada por Showa y es una evolución de la BPF, ahora BFFF (Balance Free Front Fork) de doble pistón. El monoamortiguador trasero es un Showa BFRC multirregulable.
Los discos de freno ya no son lobulados y, como buena parte de su competencia, el tren delantero luce unas excelentes pinzas radiales monobloque Brembo M50.