La cuenta atrás iniciada hace un mes ha llegado a su fin. La firma de Akashi ha elaborado un producto exquisito que, probablemente, sólo estará al alcance de clientes con un buen poder adquisitivo. La Kawasaki Ninja H2R dispone de alerones frontales, carrocería de fibra de carbono, chasis tubular de acero, basculante monobrazo, amortiguador de dirección electrónico Öhlins (ESD), pinzas Brembo M50, suspensiones Kayaba de última generación, colín autoportante, estudiado sistema de admisión, escape corto bajo 4 en 1, discos delanteros sobredimensionados, radiador de superbike, slicks Bridgestone V10R, bombas de embrague/freno radiales Brembo y compresor centrífugo para “animar” un tetracilíndrico de 998 cc que puede llegar a rendir 300 CV… Las iniciales del guardabarros delantero dejan claro que también cuenta con el sistema ABS–KIBS (Kawasaki Intelligent anti-lock Brake System) ya visto en la Ninja ZX-10R, además de control de tracción (KTRC), freno motor regulable (KEBC), sistema antiwheelie para salidas en parado (KLCM), cambio semiautomático (KQS) y triple modo de conducción (Track, Sport y Rain).
Es la primera moto del catálogo de Kawasaki que aprovecha las sinergias de otras áreas de la empresa como la de las turbinas de gas o la aeroespacial, logrando un producto innovador, sofisticado y muy atractivo para los amantes de las superbikes “hypervitaminadas”. A priori, su motor puede ser lo más llamativo, pero la aerodinámica ha sido muy estudiada en el túnel de viento para mejorar la estabilidad del conjunto a alta velocidad, igual que su sistema de admisión Ram Air.
La denominación H2 hace referencia a la impresionante aceleración de la que puede hacer gala esta Ninja, un “remake” de lo que en los ’70 fueron las naked tricilíndricas de dos tiempos de la marca.
