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En moto por Pirineos: del extremo oriental hasta el centro de la Cordillera

Fotos: SMN
En nuestra segunda entrega de Rutas Top tratamos uno de los viajes más interesantes y sugerentes para realizar con nuestra moto: la Transpirenaica. Partimos de Cabo de Creus para llegar hasta San Joan de les Abadesses, completando la primera mitad de un periplo que tendrá continuidad en el futuro.

La ruta

Esta es la segunda de la docena de rutas que iremos publicando en SoyMotero.net Rutas Top bajo el mismo patrón y con el mismo formato. Ni que decir tiene que la tentación de hacer la clásica Transpirenaica completa, lógicamente, estaba en nuestro pensamiento, y sobre todo en nuestro ánimo desde el principio, como una travesía obligada en un apartado dedicado específicamente a los viajes. Sin embargo, dadas las características de nuestra sección Rutas Top, tan detalladas, recogiendo todos los matices, tanto de la carretera, como del paisaje y el ambiente que la rodea, convertiría un reportaje completo de esta clásica, la Transpirenaica, en una auténtico mamotreto digital por su desmesurada extensión. Así pues, decidimos tomar una etapa, que resulta el equivalente, más o menos, a la cuarta parte de esa gran Travesía, y proponerla como un episodio más de esta sección Rutas Top.

Para ser ortodoxos y partir desde el punto más oriental de la Península Ibérica, que como bien conoce el lector es el Cabo de Creus, no nos quedaba más remedio que hacer la misma carretera, el mismo tramo final de ida y de vuelta, pasando por Cadaqués. Por otro lado, entendemos que la mayoría de los lectores tendrán que viajar, haciendo como mínimo, los 175 km de enlace que separan esa punta más oriental, por ejemplo, desde la ciudad de Barcelona, con la mayoría de su recorrido extendido a lo largo de la autopista de peaje, si se desea. Así es que, para ser totalmente realistas, debemos de sumarlos al recorrido completo de esta ruta pirenaica que proponemos, con lo que nos quedaría un viaje de 355 kilómetros desde la Ciudad Condal.

Pero antes de arrancar con la ruta propiamente dicha, podemos repostar en la gasolinera Shell de Figueres, que nos viene muy a mano, justo al abandonar la AP-7 que nos ha traído desde Barcelona.

Y bien, con el tanque ya lleno, situémonos para partir sobre el faro del cabo de Creus, metido de tal manera en el Mediterráneo que llegamos a vivir la sensación de estar navegando en alta mar, con el horizonte curvo, desde alguna de sus perspectivas, con el añadido, además, de su paradisíaco restaurante solidario al propio edificio del faro.

En detalle

Tramo 1: Faro Cabo de Creus-Cadaqués

Distancia: 8 km Trazado: Revirado. Firme: Levemente rugoso. Agarre: 6,5 en seco. 6 supuesto en mojado

La carretera abandona la vista del mar enseguida, apenas un kilómetro después de arrancar, para descender por un trazado expuesto a la Tramontana, que atraviesa curvas y curvas en subida y bajada, para dejarnos en la entrada de Cadaqués, capital del surrealismo. Una población que transmite, casi sin querer, los matices con los que Salvador Dalí pinceló la particular atmósfera que la envuelve. Es difícil eludir allí un café, aunque, como quien dice, ni siquiera habremos arrancado.» imagen=»curvas_peligrosas»/>

Tramo 2: Cadaqués-Port de la Selva

Distancia: 13 km Trazado: Muy revirado. Firme: Liso. Muy bueno. Agarre: 8 en seco. 7 supuesto en mojado.

La subida por la carretera que serpentea a lo largo de la ladera resulta divertida, con una línea discontinua que deja al criterio del motorista el momento de adelantar. Esta circunstancia se convertirá una tónica repetida y constante a lo largo de toda esta ruta pirenaica. Al coronar la subida, alcanzaremos el cruce en el que tomamos la dirección de Port de la Selva, para iniciar un descenso sobre el que van a apareciendo las coníferas que se mezclan con los chaparros en uno de los paisajes más característicos del Mediterráneo, con esa fragancia a pino diluida por la de encina y envuelta por el yodo del Mare Nostum.

Tramo 3: Port de la Selva-Garriguella

Distancia: 19 km Trazado: Eses continuas. Firme: Excelente. Agarre: 7,5 seco. 6 supuesto mojado.

Desde Port de la Selva, el mar vuelve a aparecer en el panorama, a lo largo de una carretera plana con repetidos izquierda-derecha, todos muy previsibles. Lógicamente, el azul mediterráneo atrapa nuestra atención, en la medida que nos permite la conducción y el tráfico poblado que circula por allí, hasta llegar al siguiente cruce.

Tramo 4: Garriguella-Tapis

Distancia: 55 km Trazado: Curvas rápidas Firme: Excelente Agarre: 8 seco / 7 supuesto mojado.

A partir de la Garriguella, el viaje se convierte en un mero trámite por excelentes carreteras, a lo largo del llano que antecede a las primeras estribaciones pirenaicas. A grandes rasgos, nos envuelve un paisaje que todavía no nos transmite grandes sensaciones, pero ofreciendo una parte divertida y rapidísima desde Mollet de Peraleda, cambiando a Darnius (23 km), y a partir de este punto el terreno comienza a elevarse. ¡Ojo! al animarnos con el ritmo: la carretera nos invita a ello, pero los guardarraíles nos intimidan con sus cuchillas en los márgenes, sin protección especial para motoristas.

Así cruzamos Tapis y continuamos ascendiendo sobre esa ruta de verdadero lujo, mientras que la tierra empieza a mostrar un tono morado en los cortes que aparecen en los márgenes, tras abrirse paso la carretera sobre ella.

Tramo 5: Tapis-Sant Florenc

Distancia: 19 km Trazado: Revirado Firme: Rizado y algo también ondulado. Agarre: 4 seco/ 4 supuesto en mojado.

Las excelencias de la carretera que traíamos se acaban justo al cruzar la frontera y entrar en tierras francesas; una línea administrativa de la que sólo tendremos constancia por esa considerable devaluación en la calidad en la calzada. Así tomamos una carretera que iniciará un descenso después de coronar en Costuges, con el río La Quera surcando el terreno a nuestra izquierda y el palio de una densa frondosidad sobre la carretera, que en algún punto llega a resultar tan espesa como para que se enciendan las luces automáticas de la moto. El agarre sería algo más que aceptable en seco, si no fuese por la gravilla que se embosca en las sombras y que a veces resulta difícil de distinguir con los contraluces, algo que nos obliga a clavar la atención sobre el pavimento. Al llegar a ST Florenc, nos recibe el entrañable aroma de la leña quemada; y si aminoramos mucho la marcha, incluso podremos escuchar la charla en francés de los jubilados sentados al sol, o a la sombra. Un buen rincón para un bocadillo, acumulando fuerzas antes de atacar verdaderamente la cordillera. Cruzamos el pueblo con las primeras murallas de los Pirineos plantadas en nuestro frente como un desafío. Ya no hay marcha atrás. O somos o no somos. ¡A por la montaña, adelante!»

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Tramo 6: Sant Florenc-Cruce D-115

Distancia: 5 km Trazado: Muy revirado Firme: Algo ondulado Agarre: 1 en seco y 1 puesto en mojado.

Al llegar a la Fortge de Mitge, cambiamos de carretera. La calzada se estrecha al máximo (unos 3 metros), y aunque el asfalto no es malo, ¡ojo!, hay que ir muy atentos, sobre todo en los sombrajes, es recomendable guardar las gafas de sol, si las llevásemos puestas, o replegar el visor oscuro del casco, que busca el mismo fin, para distinguir bien la gravilla que sin duda hace del agarre de este asfalto el peor en seco, y desde luego en mojado, de todo el viaje. Afortunadamente, este tramo, donde el sombraje vuelve a ser tan denso que activa en algún punto las luces automáticas de la moto, es muy corto.»

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Tramo 7: Cruce D115-Prat de Molló

Distancia: 8 km Trazado: eses enlazadas continuas Firme: ligeramente rizado Agarre: 7 en seco. 7 supuesto en mojado

Al tomar el cruce siguiente y pasar de inmediato por la primera población, deberemos de ir muy atentos porque, en el fondo de una pronunciada bajada, encontraremos una horquilla ciega y cerradísima que nos puede sorprender. La estrechez continúa sólo un poco más, hasta alcanzar el cruce con la D-115, donde recuperamos la amplitud de los dos carriles completos, con su señalización incluida, para llegar después de Prat de Molló, un rincón en el que vuelve a oler a leña quemada, incluso en julio, para encarar el rumbo de nuevo hacia territorio peninsular.» imagen=»curva_peligrosa»/>

Tramo 8: Prat de Molló-Molló

Distancia: 12 km Trazado: Revirado Firme: Bueno Agarre: 7 seco. 7 supuesto en mojado.

Ascendemos hacia el Coll de Ares (1591 m), con uno de esos asfaltos de buen grip en seco (7) y casi mejor en mojado (7); un asfalto de ésos sobre los que la abrasión de una caída te destroza el equipo, y después tu cuerpo, si llegara el caso. En lo alto del Coll es un buen lugar para hacer una foto, al igual que en la bajada, junto a la gasolinera que encontramos, con Molló de fondo, una preciosa estampa.

Tramo 9: Molló- Camprodrón

Distancia: 11 km Trazado: Amplio, con curvas rápidas Agarre: 8 en seco, 7,5 supuesto en mojado.

La bajada hasta Camprodrón merece una mención especial, en cuanto a la conducción se refiere, por su amplio trazado, casi de gran premio, con un asfalto algo menos agreste que el anterior, pero de mejor agarre incluso. En los márgenes, hace ya algunos kilómetros que la frondosidad del paisaje es tan tupida que no deja ver el terreno, con abetos de postal intercalados entre las grandes encinas del bosque mediterráneo.

Tramo 10: Camprodrón-El Mas del Grau

Distancia: 13 km Trazado: Amplio y rápido, con tramos rectos. Firme: Excelente Agarre: 7 en seco, 6,5 supuesto en mojado.

El paisaje anterior se repite en este tramo, que termina apenas un kilómetro antes de llegar a San Joan de les Abadesses y justo en la entrada de la colonia Llaudet. Allí tendremos que ir muy atentos a un grupo de pequeños indicadores que emergerán a nuestra derecha, apuntando al camino hormigonado que arranca allí mismo y que tomaremos para al cabo de unos mil metros, y después de pasar por delante de una gavera y también por encima de un puente, alcanzaremos el Hotel Les Planes del Grau, nuestra parada para pernoctar y final de esta ruta pirenaica, una de tantas, que proponemos a nuestros lectores.

El descanso del motero

Les Planes del Grau Teléfono: [+34] 972 721 206

Se trata de una antigua masía, con dos edificaciones en piedra, reconstruida y adaptada, sobre todo en el interior, para abrirse al público hace dos años como un moderno hotel, con un sobrio gusto, revestido con el escrupuloso respeto a la arquitectura catalana más tradicional, marcado hasta en los más mínimos detalles de su construcción exterior, así como las partes de la estructura que quedan expuestas en el interior. Decorado con un estilo que invita a la relajación y acondicionado con todo el confort que puede ofrecer el interiorismo actual más vanguardista, proyecta un curioso contraste con el envoltorio más tradicional del establecimiento, que transmite una acogedora sensación después de atravesar el vestíbulo de su recepción.

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En cuanto a la impecable atención que se depara al viajero, llega con el mimo que caracteriza a cualquier negocio familiar, pero además con una complicidad añadida, e inesperada, para el motorista. Una complicidad que encontré en la misma entrada, cuando me recibió Borja, satisfecho propietario de la Street Triple R junto a la que aparqué la Multistrada de nuestro viaje, y con el que trabé de inmediato una conversación, de la que ya se puede imaginar el lector qué tema tuvo como protagonista. Otro punto a resaltar de este placentero hotel es la cocina, que sin ser el aspecto en el que más haya apoyado su negocio la familia de Borja, cuenta con un sólido valor en sus carnes, procedentes de la explotación ganadera que regenta el propio clan.

Así pues, Les Planes del Grau se presenta como un rincón apacible en el viaje, rodeado del silencio monacal que preside el paraje apartado de la población, y de la propia carretera, en el que se halla enclavado. Un alto en el camino para recuperar energías y reponer el desgaste de la ruta, un pit stop para dormir a pierna suelta, o una parada que nos permitirá descansar, si así lo queremos, hasta casi hibernar sin que la impertinencia de ningún ruido molesto pueda perturbar nuestro reposo más placentero, o nuestro momento más íntimo, en compañía o en solitario, si es eso, también, lo que buscamos.

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La moto

Ya hemos comentado en rutas anteriores que nada más sentarte en esta Ducati Multistrada S, sientes cómo casi todos los músculos de tu cuerpo toman una postura relajada, que, como veríamos más adelante, hace mucho más llevadero el paso de los kilómetros por las carreteras y escenarios más variados.

En esta ruta, en concreto, nos muestra su genética más pura engendrada en Bolonia al abordar la soberbia bajada hacia Camprodrón. Allí la Mulstistrada se mostrará como una moto rapidísima, ágil en los cambios de dirección y precisa en las largas trazadas de las curvas más rápida. Nos sentiremos sobre una deportiva, con manillar alto y plano, con un comportamiento asombroso, a pesar de cargar con maletas y bolsa sobredepósito, equipados con casco trail de visera lanzada y vestidos con un traje que nos obligará a recordar la cercanía del asfalto en las inclinadas para no perder la cordura tanto del equipamiento como de nuestra cabeza.

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Por otro lado, en el tramo 6, mostrará su capacidad off road, que la tiene, aunque se aprecie de una forma soterrada, en cuanto a la sensación de control que transmite tanto por su posición, por su manillar ancho y por la solidez de su parte ciclo, que nos transmite, además, toda la información acerca del agarre de nuestros neumático; contando, además, con las ayudas electrónicas de un ABS muy sofisticado y un control de tracción con un software en la misma línea de elaboración, lo mismo que el control de las suspensiones. Los modos de conducción van en esta Ducati mucho más allá de cuatro formas diferentes de entregar la potencia, para que, moviendo el botón de selección, encontremos en realidad cuatro motos distintas que se adaptan, también a cada carretera y a la autovía. De esa forma, la soberbia frenada que ofrece el conjunto Brembo de la Multistrada S también se aplicará en diferente medida sobre cada firme y sobre cada asfalto, adaptándose a la diversidad de tramos que contiene la ruta que hemos definido. Lo mismo ocurre con las suspensiones electrónicas y por supuesto con la tracción del motor y la entrega de ese genio tan característico de la marca boloñesa, que constituye un magnífico añadido al salir con un brío excitante de los virajes más retorcidos.

En definitiva, que, de una manera o de otra, la Ducati Mulstistrada S vuelve a mostrar en esta ruta pirenaica esa extraordinaria capacidad de adaptación, llevada a dos escenarios tan extremos para la conducción.

Apunte dinámico

Al salir, conviene tantear la moto con su nuevo peso y comportamiento en las primeras rotondas. Si llevamos bolsa sobredepósito, entenderemos mucho mejor por qué los pilotos comentan que no pueden ir a fondo durante las primeras vueltas de carrera, debido al efecto que produce el tanque lleno sobre las inercias de la moto.

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