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Big data en automoción: ¿el enemigo en casa?

Fotos: SoyMotero
El empleo de sistema de envío de datos desde los vehículos es una de las tareas inmediatas en las que está ya volcada la industria de la automoción. Como es habitual, el sector del automóvil lidera este avance, pero las motos no tienen por qué quedarse fuera de este proceso irreversible.

Será cuestión de tiempo en que el uso de sistemas de telemetría que ofrezcan información en tiempo real de nuestros vehículos se haga extensivo a todos los usuarios. Estos sistemas tienen sus pros y sus contras, sus partidarios y detractores. Permitirían un mayor control de los vehículos, pero veríamos sacrificada en cierta medida nuestra privacidad. Esto genera un gran debate, y puede ser uno de los mayores escollos para su implantación.

El uso de estos sistemas puede resultar positivo en determinadas áreas, como la localización de vehículos, algo para lo que originariamente se usó y que ya está disponible por parte de algunas aseguradoras, ya que permite encontrar con rapidez un vehículo robado. Igualmente, los datos pueden aportar una interesante información a los gestores de tráfico, lo que permitiría una mejor organización y planificación de la red viaria; a las aseguradoras, que así podrán tarifar de una forma más ajusta y real el coste del seguro, de lo que tendrían que salir beneficiados los usuarios; a las autopistas, porque se haría innecesario el uso de los actuales peajes, que incrementan el tiempo del desplazamiento y, en ocasiones, provocan retenciones.

Incluso los datos de telemetría aplicados al usuario permitirían tener un control real de muchos parámetros de nuestro vehículo: consumo, desgastes, mantenimiento, etc. E incluso ayudarían en la planificación de rutas y viajes.

El transporte por carretera se verá beneficiado con los datos del Big Data.

Pero el empleo de los big data también puede ser una herramienta de control, porque puede transmitir igualmente datos de uso: si se superan los límites de velocidad el dato puede registrarse. Será como tener un agente subido en tu vehículo. Para la Administración sí que supondría un ahorro importante, porque no serían necesarios los radares… ¡ya lo llevamos puesto!

En general, todo redundaría en una mejora de la seguridad y, posiblemente, en una reducción de costes para el usuario, aunque su implantación tendrá una repercusión económica inicial que será amortizada sin excesiva dificultad… teóricamente. La pregunta del millón reside en saber si realmente este es un servicio que reclama el usuario, que actualmente se encuentra ya saturado por las múltiples opciones que le llegan desde diferentes aplicaciones y plataformas, muchas de ellas accesibles de forma gratuita.

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