Pocos, muy pocos tienen la oportunidad de subirse a un prototipo de MotoGP en este mundo, pero menos aún llegan a ponerse a los mandos de una moto de fábrica como es la Yamaha M1, una auténtica joya de ingeniería japonesa de la que destacamos los principales datos.
Una de sus principales señas de identidad de la Yamaha M1 y un gran condicionante en su diseño es el motor de 1.000 cc. Sus cuatro cilindros se encuentran en línea y cuenta con refrigeración líquida y calado crossplane, que precisamente le confiere su peculiar sonido. El propulsor, según las cifras oficiales, supera los 240 CV, aunque la realidad es que no se sabe en cuanto. Los rumores apuntan que en ocasiones han llegado a sobrepasar los 260 CV, aunque saber la cifra exacta es un misterio. La transmisión cuenta con una caja de cambios tipo “cassette” de seis velocidades, algo que permite modificar con relativa facilidad el desarrollo final de la moto.
El chasis, como no podía ser de otra manera en Yamaha, es un “Deltabox” de aluminio pintado en negro. Siguiendo con la parte ciclo nos encontramos con las llantas de 16,5 pulgadas en ambas ruedas fabricadas en magnesio. Por su parte, los frenos son de carbono en la rueda delantera, dependiendo de la pista de 340 o 320 milímetros de diámetro.
Continuando con la parte ciclo, nos centramos en el apartado de las suspensiones, regulables y de las que se encarga Öhlins. Como es conocido, los neumáticos son Bridgestone hasta el final de temporada.
La gestión electrónica es cosa de la centralita única de Magneti Marelli, aunque por el momento la configuración es cosa de Yamaha, algo que variará a partir de 2016, cuando todas las MotoGP dispondrán del mismo software.
Con todo esto, la Yamaha YZR-M1, tiene un peso final de 158 kilos, el peso mínimo que por reglamento permite la FIM y que es un kilo menos que el mínimo del año pasado.