Antes de arrancar una campaña que estaba marcada por calendario comprimido se daba por hecho que Yamaha sería una de las marcas que lucharía por el título y que, incluso, menos carreas podrían favorecer a Valentino Rossi. Cuando llegó la primera carrera y la lesión de Marc Márquez casi todo el mundo hubiera apostado porque el título volvería a Iwata ya fuera en manos de Quartararo, Rossi o Viñales. Sin embargo, tras un inicio arrollador comenzaron los problemas y los pilotos oficiales comenzaron a quejarse de problemas de tracción, para detener la moto, falta de potencia… alegando que la moto de 2019 funcionaba mejor que la de 2020.
Mientras esto sucedía, Morbidelli iba sumando enteros para acabar el año como subcampeón a 13 puntos de Mir y con la sensación de que sin la rotura de motor de Jerez y el incidente con Zarco en Austria podríamos haber visto un final de campeonato mucho más interesante que podría haberse resuelto en la última carrera.

Ahora, Valentino Rossi ha hablado con los compañero de Autosport, dejando entrever la situación real dentro de la marca de los diapasones cruzados en lo que se refiere a la evolución de las M1. Una evolución sobre la que se le pregunta sobre su implicación de cara al futuro y en la que contesta de una manera más que llamativa: “Creo que estaré involucrado como este año. Entonces, no cambia mucho. Necesitamos entender si este año estoy muy involucrado o no. No lo sé.”
Aun así las partes más interesantes de la declaración llegan después y quedan libres de interpretación, dejando claro que la situación está lejos de ser la ideal dentro de Yamaha MotoGP: “Sinceramente, lo que puedo hacer es dar toda mi experiencia y tratar de decir lo que para mí necesitamos. Pero más o menos tenemos problemas similares desde hace mucho tiempo, así que creo que el próximo año no cambiará mucho.” Para rematar con un: “Creo que de todos modos los [ingenieros] japoneses escuchan los comentarios de los pilotos, pero al final hacen lo que quieren. Ya tienen en mente lo que quieren hacer”.