Ya en medio de la crisis actual conocimos una interesante y esperanzadora noticia: Jorge Lorenzo estaba preparado para correr el GP de Catalunya de 2020 con una Yamaha M1 en su nuevo rol de piloto probador. El mallorquín volvería de esta manera a la competición después de su prematura retirada a final de 2019 tras haber firmado como piloto de pruebas para Yamaha. Así pues, sobre la mesa, Lorenzo prácticamente no se iba a perder ningún GP y todos estábamos con ganas de ver a Jorge encima de una moto con la que logró 3 títulos de la categoría reina.
Sin embargo Radio Marca ha adelantado una noticia que, de estar en lo cierto, nos dejaría sin ver a Jorge Lorenzo competir sobre una Yamaha como piloto invitado. Según la emisora, debido precisamente a la situación y al entorno controlado del paddock una vez se vuelva a la competición se eliminará la opción de «wildcard» de cara a la temporada 2020. Se trata de un acuerdo, no oficializado aun, de la Grand Prix Commission en la que se encuentran la FIM, Dorna y los fabricantes.

Esta decisión afectaría a todas las categorías, aunque ya en 2019 no hubo invitaciones en Moto2 debido a las nuevas motorizaciones. Precisamente en la categoría que más se va a hacer notar es en la de MotoGP, donde todas las marcas presentes cuentan con pilotos probadores que se alinean en algún GP a lo largo de la temporada para probar en competición las piezas que están evolucionando. En el caso de Ducati tenemos a Pirro, en el de Suzuki a Guintoli, Bradl con Honda, Smith con Aprlia mientras que KTM cuenta con Kallio. Igualmente, si después de su gran actuación en los test de Sepang Dani Pedrosa pensaba en probarse en carrera no habrá esa opción.
Pero esta no participación de Lorenzo también puede suponer un contratiempo de cara a la posible vuelta a tiempo completo del mallorquín con la que tanto se había hablado. De todas maneras las opciones de ver tanto a Jorge como a un piloto probador correr seguirán ahí en caso de que alguno de los pilotos oficiales no puedan hacerlo y con un calendario tan «apretado» como el que nos espera no hay nada imposible.