Rieju es una marca asociada al inicio en el motociclismo de casi todas las generaciones de motoristas españoles. Eso implica moto de campo, donde nos hemos destetado los “jóvenes” de las décadas de los 70, 80 y 90. Hoy en día es más difícil circular por el campo (depende en qué comunidad autónoma residas) debido a las normas medioambientales y eso se ha reflejado tanto en la sociedad como en el mercado motociclístico. Antes, las motos de iniciación se diferenciaban entre “campo” y “carretera”. Ahora hay más grises en cada uno de esos nichos. En Rieju, sin ir más lejos, encajan dentro de “campo” la Rieju Marathon 125 Pro, la MRT 125LC y la Tango 125. Las dos primeras de corte endurero (como las legendarias MR-80) y la Tango de corte mixto-urbano. Viene la Rieju Aventura 125 a completar la oferta con una estética dakariana, con una aire a las modernas Moto Morini X-Cape mezclada con KTM.
El caso es que no abundan las trail 125 de corte aventurero y la Rieju Aventura 125 es la única, junto con la Malaguti Dune 125 (13,4 CV, 3.499 €), en equipar llanta delantera de 18”. Las alternativas son escasas: Aprilia RX 125 (15 CV, 4.099 €), Hanway G15 Adventure 125 (14,9 CV, 3.389 €) o la Motron X-Nord 125 (12,5 CV, 3.599 €), son opciones que se parecen, en diferente medida (al equipar ruedas de 21”, 19” y 17” respectivamente), a la propuesta de nuestra protagonista.
Características técnicas y equipamiento de la Rieju Aventura 125
Hay que tener en cuenta que la Rieju Aventura 125 es una moto fabricada en España. Es cierto que los componentes provienen principalmente de China, pero que se ensamble en España aporta la garantía del control de calidad aquí, no a miles de kilómetros de distancia. No obstante, no hay que olvidar que es un modelo de corte económico y su precio (3.993 € en promoción de lanzamiento) determina la sencillez de su propuesta mecánica. Su monocilíndrico 4T de 125 cc y 4 válvulas de procedencia Piaggio está refrigerado por agua y alimentado por inyección electrónica. Rieju no declara la potencia obtenida y aunque el motor se defiende, no es de las más potentes. El cambio es de 6 velocidades y su accionamiento y precisión son buenas; es muy fácil encontrar el punto muerto.
La parte ciclo se compone de un chasis tubular en acero de alta resistencia del que pende una horquilla invertida sin regulación. Sin embargo, el monoamortiguador trasero mono-shock tiene bieletas y por tanto, es progresivo. Los frenos, ambos de disco, están asistidos por frenada combinada CBS. Delante monta un disco ondulado de 260 mm de diámetro mordido por una pinza de doble pistón, mientras que el disco trasero (también ondulado y de 240 mm) tiene pinza de pistón simple.
La distancia entre ejes queda en unos comedidos 1.370 mm, lo que ayudará a la hora de mover la moto en parado, porque el ángulo de giro no ayuda mucho. De cara a un uso urbano, es un inconveniente a la hora de ratonear entre coches. Sí ayuda lo liviano del conjunto, pues pesa 138 kilos en seco. La marca tampoco indica el consumo, pero te puedo asegurar que es muy bajo; sumado a los 14 litros de capacidad del depósito de combustible, la autonomía resultante es de escándalo (más de 400 kilómetros).
La iluminación es LED en los intermitentes, mientras que recurre a dos ópticas elipsoidales superpuestas en el frontal. El tablier es una pantalla LCD a color cuyo centro indica la velocidad. A su alrededor hay un tacómetro que indica las revoluciones del motor, la capacidad de combustible y la temperatura del refrigerante, lo que se agradece en una moto de iniciación, así como el indicador de marcha engranada. Hora (no fui capaz de cambiarla), odómetro total y parcial completan la información ofrecida. La información es muy legible en todo momento, cambiando el fondo entre blanco y negro en función de las condiciones de luz reinante, incluidos túneles.
La pata de cabra deja la moto demasiado vertical, un asunto a revisar, porque no dispone de caballete. A cambio, sí que hay protector de manos, cárter y una parrilla portaobjetos en la que podrás instalar un baúl para equipaje.
Por último, la Rieju Aventura 125 cuenta con Rieju Connect, una aplicación que te da acceso a una amplia gama de servicios y funciones. Es al mismo tiempo un antirrobo que te informa al instante de si tu moto está siendo movida y un sistema de llamadas de emergencia. Si la moto detecta que ha habido un accidente, recibirás una llamada que, si no contestas, activará una llamada de emergencia para que puedas ser asistido lo antes posible, evitando males mayores derivados de la tardanza en la asistencia. También puedes registrar tus rutas y compartirlas, así como saber la localización en todo momento, un gadget muy útil de cara al control parental. Por último la aplicación te avisa de los intervalos de servicio y te ayuda a pedir cita en el taller. El futuro ya está aquí. Por si te pareciera poco, sólo por el hecho de utilizar la aplicación Rieju Connect te beneficias gratuitamente de la extensión de la garantía por un año adicional.
Cómo va la Rieju Aventura 125
Nada más subir a la moto lo primero que llama la atención es la ligereza. Además, es estrecha a la altura del sillín, que está a 780 mm del suelo, por lo que es apta para todas las tallas. Te das cuenta enseguida de que no te cuesta moverla en parado, pero también de que para cambiar de sentido vas a necesitar mucho espacio o hacer varias maniobras, porque el giro del manillar es escaso.
La posición a los mandos es de lo más peculiar, debido a lo ancho y plano del manillar y las estriberas adelantadas, casi como en una custom. La posición es confortable para hacer kilómetros, pero limita las capacidades off road de la moto, al obligarte a doblar el espinazo si quieres ir de pie. La moto está más que preparada para circular por campo, caminos y senderos, pero si eres muy alto acabarás por ir siempre sentado. Las tallas más pequeñas no tendrán ese inconveniente, pero una vez de pie, irán cargando el peso en la rueda delantera, debido a lo avanzado de manillar y estriberas.
La medida de la rueda delantera también condiciona su comportamiento. Delante monta una rueda en medida 100/90-18, la misma que su hermana, la scrambler Rieju Century 125 (aunque no comparten cotas). En los primeros instantes y en asfalto, es extraño disponer de tanto perfil (o balón) en el tren delantero. Lleva un tiempo acostumbrarse a la interacción de ambas ruedas, pues se percibe muy estable en recta y que el tren delantero “cae” hacia dentro al abordar las curvas. La solución está en conducir erguido, sin posar el peso en la rueda delantera, como en una custom o una cruiser. En ese momento, la moto pasa a ir sobre raíles, aportando seguridad y aplomo a la entrada de las curvas.
El motor necesita ir alto de vueltas para poder obtener rendimiento. En todo momento queda clara la sensación de que la moto podría ir más desahogada con un escape con menos retención, o para decirlo más claro, el escape es el primer elemento que cambiarán sus propietarios, como antaño ocurría con los ciclomotores. Las prestaciones no son espectaculares. Es posible conseguir cruceros de 100 km/h, eso sí, jugando con el cambio, pero la velocidad punta no superará los 110 km/h. También es capaz de rodar suave a velocidades contenidas, pero para aumentar tu ritmo habrás de reducir una o dos marchas. La contrapartida es la aparición de vibraciones en las estriberas y espejos, que están bien situados y ofrecen un buen campo de visión.
La posición para el pasajero es magnífica. El asiento es amplio y cómodo, las estriberas están a una altura adecuada y dispondrá de la parrilla portabultos a modo de asidero. En el caso de llevar baúl, será el respaldo del ocupante.
